martes, 23 de junio de 2009

Bea se inspira e inventa

Será señal de que me estoy soltando en la cocina, no sé, pero el otro día me inventé un plato yo solita, sin mirar ningún blog de cocina. Eso sí, como imaginaréis, nada complicado. Pero como me encantó y lo he repetido más veces, comparto hoy con vosotros mi plato de PASTA CON VERDURAS.

Para esta época del año es ideal, porque tampoco se tarda mucho y se puede dejar hecho y a la hora de comer calentar y listo.

Aquí tenéis la receta:

INGREDIENTES

Pasta integral

1 pimiento

1 calabacín

½ cebolla

Un chorro de nata líquida para cocinar

Queso emmental rallado

Aceite

Sal


PREPARACIÓN

Mientras se cuece la pasta en un cazo con agua salada hirviendo durante un cuarto de hora, se pueden ir preparando las verduras.

Se corta en trocitos pequeños la media cebolla y se echa en una sartén con un poco de aceite, para que se vaya pochando. Mientras tanto, se parten en rodajas pequeñas el pimiento, lavado y sin las pepitas ni el rabito. Cuando la cebolla se esté ablandando, se añade el pimiento a la sartén, removiendo con una cuchara de madera de vez en cuando y se va cortando en trozos pequeños el calabacín, al que no hace falta pelar, aunque sí lavar. Se añade a la sartén y se salan las verduras al gusto.

Cuando la pasta se haya hecho, se escurre el agua y se pasa por un chorro de agua fría para que no se pegue mientras se espera a que la verdura se termine de hacer.

La verdura estará lista cuando esté ya blandita en la sartén. Entonces, se le añade la pasta y un chorro de nata líquida. Se mezcla todo bien para que quede pasta, verdura y nata integrados, ya con el fuego apagado.

Se echa la mezcla en un recipiente de cristal apto para el horno y, sobre la pasta, se vierte el queso rallado. Se mete en el horno durante un cuarto de hora para que se funda el queso y ¡listo para servir!

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como véis, es una receta muy sencilla, pero queda muy rica con el sabor de las verduras y el toque de la nata, que hace que la pasta esté más jugosa.

Yo he utilizado pasta integral, pero, por supuesto, se puede usar cualquiera, aunque creo que lo mejor es usar macarrones, se comen mejor con las verduras que, por ejemplo, los espaguetis.


Lo mismo pasa con las verduras, yo he usado calabacín, que me encanta, pimiento y cebolla, pero podéis echar las verduras que más os gusten, no sé, berenjena o champiñones, por ejemplo. Pero esta mezcla queda bien.


Lo mejor de esta receta creo que es que se puede dejar hecha, sin el paso del horno, y luego, cuando lleguéis a casa, sólo hay que calentarlo con el queso por encima, para que se deshaga, y en un santiamén estaréis disfrutando de la comida.


jueves, 18 de junio de 2009

Bea repite receta

Bueno, más o menos, exactamente fue algo así como un “tuneo”. El otro día, en la cena para inaugurar las “citas gastronómicas” en la terraza, quería hacer algo rápido y rico, plato único, y me acordé de mis adorados panecillos napolitanos, que ya he publicado aquí, de mi más adorada, maestra diría yo, Canelona, del blog Recetario Canecositas. Pues el caso es que, en vez de hacer panecillos individuales, hice un PAN NAPOLITANO, con un relleno parecido, y que salió rico igual.

Aquí os dejo la receta por si os animáis:


INGREDIENTES

Para la masa:

300 gramos de agua

100 gramos de aceite de oliva

2 cucharaditas de sal

1 cucharadita de azúcar

25 gramos de levadura prensada

300 gramos de harina de fuerza

300 gramos de harina normal

2 cucharadas de orégano

3 cucharaditas de ajo en polvo


Para el relleno:

250 gramos de fiambre de jamón de york o pavo

250 gramos de queso Gouda

1 lata pequeña de champiñones en láminas

5 tomates


PREPARACIÓN

La masa se prepara igual que para los panecillos:

Del agua de los ingredientes, se separa un poquito en un vasito y allí se disuelve la levadura, deshaciéndola con los dedos, y el azúcar.

En un bol grande, se tamizan las dos harinas con la sal y se le echa lo del vasito, el resto del agua y el aceite, el orégano y el ajo.

Se amasa hasta que todos los ingredientes se integren bien. Cuando se haya convertido en una masa lisa y elástica, es que ya está lista.

Se estira la masa con un rodillo, hasta que quede un rectángulo.

Ahora es momento de poner el relleno. Primero, rodajas de tomate, después el queso en lonchas también y el fiambre. Por encima, los champiñones.

Se envuelve como un brazo de gitano y se cierra bien por los bordes. Mientras se hace el relleno, se pone a precalentar el horno a 225ºC.

Se mete el pan en el horno, con papel vegetal en la bandeja para que no se pegue al cocerse y se deja allí media hora, hasta que se haga.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Lo más importante, porque yo no lo hice así y me las vi y me las deseé para pasar el pan ya relleno a la bandeja. Es mejor que cuando hayáis estirado la masa coloquéis el rectángulo en la bandeja del horno y allí rellenéis la masa, porque luego pesa mucho y se rompe por todos los lados cuando intentas moverlo. Os lo digo porque yo lo sufrí y creí que me quedaba sin cena, qué momentos de tensión, ¡por dios!


Como tenía tiempo, yo dejé levar la masa una media hora antes de estirarla, para que doblara su volumen. Pero otras veces no la he dejado subir, cuando he hecho los panecillos, y está igual de rico, así que si tenéis prisa, pasad de este consejo, ¡je,je!


Por supuesto, el relleno puede ser de lo que más os guste, pero os aconsejo que uséis al menos el tomate, porque le da mucha jugosidad y quedan muy ricos y nada secos.


Cuando llevaba unos veinte minutos en el horno, creí que se me iba a quemar por arriba, porque se estaba dorando mucho, así que le puse papel de aluminio para que se terminara de hacer sin que se churruscara mucho.


Lo ideal es comerlo recién hecho, calentito todavía. Aunque la verdad es que al día siguiente le di un muerdo a lo que nos había sobrado de la cena (adjunto foto) y, la verdad, seguía estando rico, todavía tierno.

¡Ah! Se tarda mucho menos en hacer este pan que en hacer los panecillos, porque no hay que ir rellenando uno a uno. Es mucho más rápido, así que animaos a probar, que seguro que repetís.


lunes, 15 de junio de 2009

Bea vuelve a copietear

Sin piedad, sin escrúpulos, sin mala conciencia…es lo que tiene probar en casa de unos amigos un postre tan rico. He vuelto a pecar, digo copiar, a mi amiga Henar. Sé que me lo perdona. Esta vez, hizo en su casa una deliciosa TARTA DE FRUTAS bien fresquita que fue todo un delicioso descubrimiento y que no me pude resistir a hacer para inaugurar la temporada de cenas en la terraza de casa, ahora que parece que ha llegado el buen tiempo (crucemos los dedos).

Y, lo mejor de todo, se hace en un “pis-pas” y sin ninguna complicación. Ya veréis cómo en cuanto leáis lo sencilla que es, os ponéis manos a la obra todos. Sin excepción.


INGREDIENTES

1 lámina de hojaldre

1 sobre de Flanín

750 mililitros de leche

6 cucharaditas de azúcar

Un puñado de fresas

2 plátanos

Azúcar moreno



PREPARACIÓN

Se descongela el hojaldre, si no es fresco, hasta que se pueda desdoblar bien y se extiende en el molde donde se vaya a hacer la tarta, dejando que sobresalga por los bordes. Se pica toda la base con un tenedor y se mete al horno, durante diez minutos, a 200ºC.

Mientras tanto, se prepara la crema. Para ello, se pone a calentar medio litro de leche en un cazo con el azúcar. El resto de la leche se echa en un vaso y allí se deshace el contenido del sobre de Flanín. Cuando la leche del cazo empiece a hervir, se echa la leche del vaso y se remueve constantemente hasta que la mezcla espese.

Transcurridos los diez minutos del hojaldre en el horno, se saca para echar encima la crema y se vuelve a meter al horno, también a 200ºC, otros diez minutos más. Con ello se conseguirá que se termine de hacer el hojaldre y que la crema coja consistencia.

En ese tiempo de segundo horneado, se parten en rodajas las frutas, tanto los plátanos como las fresas, previamente lavadas y quitadas el rabito.

Cuando se haya acabado el tiempo de horneado, se saca la tarta y se coloca por encima de la crema, ya más sólida, las rodajas de fruta.

Cuando la tarta se haya enfriado un poco, se espolvorea por arriba con azúcar moreno y se mete al frigorífico, un mínimo de dos horas, para que esté fresquita a la hora de comer, porque se sirve fría.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, es muy sencilla, pero aquí os dejo algún consejillo por si acaso todavía os echa para atrás esta receta.


Primero, el tema hojaldre. Lo mejor que podéis hacer es, antes de extenderlo sobre el recipiente que vayáis a usar, untar con mantequilla o aceite la base, para que después sea más fácil de servir y no se pegue en el fondo. Es importante también que pinchéis el hojaldre con un tenedor por toda la base, para que se haga pero que no suba. Además, también hay que dejar que suba por los bordes, para que pueda contener mejor la crema sin peligro de que se desborde por algún lado.


Ahora el tema crema. Yo usé un sobre de Flanín y ponía que para hacer natillas había que utilizar medio litro de leche, que sería un litro si lo que se quería hacer era un flan. Como yo no quería ninguna de las dos cosas, opté por la calle de en medio, es decir, usar 750 mililitros de leche. Si vosotros conseguís una crema consistente, no hace falta que la echéis en la base y la metáis al horno. Pero si, como yo, os queda un poco líquida (o eso parecía en un principio, sin dejar que se enfriara, claro) pues el truco de meterla un rato en el horno, al tiempo que se termina de hacer el hojaldre, parece que no falla. Así, éxito seguro.

Lo de tener el hojaldre en el horno 20 minutos (diez solo y otros diez con la crema) es opcional. Quiero decir, quizá os guste el hojaldre más doradito y hecho, así que tendréis que dejarlo más. A mí me gusta más blanco y blandito, eso va en gustos, vosotros lo veis a través del cristal de la puerta del horno y decidís.


El plátano y la fresa pueden variar. Yo eché mano de ellos porque eran las únicas frutas que tenía en casa, pero, por ejemplo, mi amiga Henar también le echó a la suya kiwi y quedó bien rica. Echad la fruta que más os guste. Cuanto más colores tenga, más bonita queda.


Lo de echar azúcar moreno por encima antes de meterla al frigorífico para que se enfríe fue un invento mío. El azúcar se deshizo un poco y quedó como una especie de almíbar dulce y le dio color dorado. Se puede prescindir de ella, pero le añadió un buen sabor.


¿Qué, es fácil o no? Pues ahora en verano es un postre de los más refrescante y rápido de hacer, que también es importante, así que…¡todos a la cocina!



miércoles, 10 de junio de 2009

Bea vuelve a dejarse llevar

Sí, lo confieso, me ha vuelto a suceder. Y la culpa es mía por seguir navegando por Internet y descubriendo nuevos blogs culinarios maravillosos como el de Cristina, Las comiditas de Cris. Y claro, hice lo que hago en todos, ir directamente al índice y buscar en la sección de BIZCOCHOS, que son mi perdición… Y ahí estaban, esperando a que yo las descubriera, estas estupendas CRISTINAS DE CHOCOLATE ¿Quién se podía resistir a probarlas? Yo no, desde luego.

Lo primero que hice fue preguntarle vía blog a la misma Cristina por el tema del relleno, pues yo todavía no había hecho nada con chocolate por dentro, a pesar de que en casa me lo estaban pidiendo a gritos. Muy amable, me contestó en seguida y, una vez hechas, además de fáciles, descubrí que se parecían mucho a los típicos bollitos de leche rellenos de chocolate envasados que venden en cualquier sitio, pero con la “gracia” de la esencia de azahar, que le da un sabor especial. Vamos, que esta se va a convertir en una de mis recetas más repetidas. A todos los que probaron les gustaron (o eso me dijeron, claro) y, para desayunar o merendar, bien untaditas en leche, están divinas.

Se las dedico a todas las Cristinas amigas que tengo y me leen, para que se animen a probar esta receta con la que comparten nombre.


Si queréis ver la receta original de Cristina, pinchad aquí.

Y aquí va la mía:


INGREDIENTES

250 gramos de leche

50 gramos de mantequilla

100 gramos de azúcar

250 gramos de harina de fuerza

250 gramos de harina normal

25 gramos de levadura fresca de panadero

1 cucharadita de sal

3 cucharaditas de esencia de azahar

Una tableta de chocolate


PREPARACIÓN

Antes de nada, se calienta un poco la leche y allí se deshace la levadura fresca.

En un bol, se echa el azúcar, la mantequilla, derretida previamente en el microondas, la leche con la levadura ya disuelta, la esencia de azahar y la sal. Se mezcla todo bien y luego se le echa la harina, tamizada, para amasar la mezcla hasta obtener una masa homogénea.

Se tapa con un paño y se deja alrededor de una hora, hasta que doble su volumen.

Pasado ese tiempo, se saca la masa del bol y se amasa un rato, para quitarle el aire que tenga.

Después, se divide en doce porciones más o menos iguales. En cada una de ellas se coloca una pastilla de chocolate y luego se preparan bolitas con la masa y el chocolate dentro.

Se colocan las doce bolitas, bien separadas, en la bandeja de horno, con papel vegetal debajo para que no se peguen.

Es momento de volver a dejar que repose la masa para que doble su volumen de nuevo, alrededor de media hora.

Ahora, con el horno a 180ºC, se hornean durante diez minutos aproximadamente, hasta que se doren por arriba. Para comprobar que están hechas por dentro, se pincha alguna con un palillo y este tiene que salir limpio de masa (aunque, quizá, manchado de chocolate, si se ha atravesado el relleno)

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como vengo haciendo últimamente, con la excusa de amortizar mi panificadora, que para eso me la regalaron, la masa la he hecho en la maquinita, así que no sé deciros si es más o menos complicado que los ingredientes liguen bien, aunque yo creo que no. Pero es que, cuando tengo prisa o no me apetece fregar tanto cacharro, pues enchufo la panificadora, meto los ingredientes y, en hora y media, ya tengo la masa preparada. Mirad qué bien quedó cuando terminó el programa de amasar y levar. Muy blanquita y suave.

Como os he dicho en anteriores ocasiones, para que la masa leve (las dos veces que lo debe hacer en esta receta) un buen truco es precalentar unos minutos el horno a 50ºC y después, una vez apagado, pero todavía caliente, meter la masa y dejarla reposar allí el tiempo necesario. En este caso, una hora la primera vez y media hora más cuando los bollitos estén preparados con el relleno metido.


Respecto al relleno, la receta original es con crema de cacao, pero, como yo no tenía y no podía esperar a comprarla (ya sabéis de mis ansias compulsivas con algunas recetas que me entran por los ojos) para hacer estas cristinas, opté por pastillas de chocolate. Al principio puse una en cada trocito de masa, pero luego me animé con dos y tengo que deciros que aguanta bien y que si sois golosos agradeceréis encontraros con más chocolate cuando le deis un mordisco al bollito. Además, creo que es más fácil rellenar así que con cucharadas de crema de cacao, que, a lo mejor, son más pringosas.


Por cierto, que yo he puesto chocolate con leche, pero, por supuesto, lo podéis rellenar con el chocolate que más os guste. A mí, cuando más suave mejor, así que ya me estoy relamiendo pensando en un relleno de chocolate blanco, ¡hummmm!


Tener cuidado al rellenar los bollitos, no os vaya a pasar lo que a mí y os encontréis con esta sorpresa después del segundo levado

Para que eso no pase y el chocolate no quiera salir antes de tiempo, una vez que hagáis la bolita con él dentro, poner la parte que habéis cerrado boca abajo, así os evitaréis un disgustillo. Si aún así os pasa, no os preocupéis, todavía podéis coger la masa, como hice yo, con cuidado, y volver a meter el chocolate en su sitio, aunque luego el relleno quede un poco “desviado”, como se ve en la foto.

Cuando saquéis la masa del bol, después del primer levado, notaréis que es un poco pegajosa, pero no desesperéis, porque es bastante manejable y luego no se pega a la encimera, así que no tenéis por qué enharinarla.


Para que calculéis, se tarda más o menos dos horas y media en preparar estas cristinas, quizá un poco menos si sois mañosos, pero tened en cuenta que ya sólo en levados se os va hora y media; os lo digo para que os organicéis.


domingo, 7 de junio de 2009

Bea estrena el cardamomo

Mi tarrito de cardamomo, que es como mi pequeño tesoro…nos ha fastidiado, con lo que me costó hacerme con él. Ya que en mi ciudad no lo encontraba ni de coña, a cada sitio de viaje al que iba, allí que buscaba, aunque sin mucho éxito. Y mientras tanto, más recetas ricas con cardamomo que encontraba por Internet, lo que acrecentaba mis ansias por tener esa especia que ni siquiera sabía si me iba a gustar, pero, por pura cabezonería ya, tenía que ser mía. Por fin, el pasado mes de abril lo encontré de la manera más sencilla en la sección de “delicatessen” de El Corte Inglés de Alicante. Mirad qué bonito es.

El caso es que hasta este mes de junio no lo he estrenado. Eso sí, nada más comprarlo lo abrí para descubrir ese olor tan intenso, que se ha transmitido a mis MUFFINS DE CARDAMOMO, la receta que os presento hoy. La verdad es que la receta original se llama “muffins con sabor a donut”, pero me parece más correcto el otro nombre, porque a donut no me saben, aunque están bien ricas. Esta receta la he sacado del blog de Elena, Chocolate y Pimienta, uno de mis habituales. Allí podréis encontrar de todo, es un hacha con lo dulce y con lo salado, una cocinera todoterreno, vamos.

Yo le tengo especial cariño a los muffins, parecidas a las magdalenas de aquí de toda la vida, porque fue con lo que me estrené cuando me entró esta “fiebre” por trastear en la cocina. Y se lo debo a mi tocaya Bea, de El rincón de Bea, que ahora nos tiene a todas un poco huerfanitas con su negocio galletil, ¡snif!. Pero se lo perdonamos porque seguro que luego vuelve con más fuerza.

Estos muffins son realmente fáciles de hacer, como todo aquí. La mayor dificultad es encontrar el cardamomo, por lo menos en mi caso. La verdad es que le da un toque realmente especial, quizá un sabor algo fuerte para algunos, pero, desde ¡ya!, esta especia pasa a formar parte de mi lista de favoritas, junto con el jengibre. Y con el toque de la vainilla, de la que soy declarada admiradora, hace más especial aún esta receta. Vamos allá.


Si queréis ver la receta de Elena, pichad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


Para los muffins:

2 huevos

1 yogur natural

2 medida del yogur de azúcar

3 medidas del yogur de harina

½ medida del yogur de aceite de girasol

1 cucharadita de levadura

2 cucharaditas de esencia de vainilla

4 semillas de cardamomo machacadas


Para el glaseado:

Azúcar

Canela

20 gramos de mantequilla


PREPARACIÓN

En un bol, se baten bien los dos huevos y luego se va añadiendo, poco a poco, el yogur natural, el azúcar, el aceite, la esencia de vainilla y el cardamomo machacado.

Cuando se haya integrado todo, se añade tamizada la harina, junto con la levadura, hasta que quede una masa sin grumos.

Mientras se pone a precalentar el horno a 180ºC, en la bandeja de horno se colocan los papelillos de magdalenas y, sobre estas, se echa la masa, procurando que sólo se llene la mitad, para que luego suban mejor.

Se mete en el horno durante aproximadamente 20 minutos.

Mientras tanto, se mete en el microondas la mantequilla que se va a usar para el glaseado, para que se derrita. Reservar.

Cuando los muffins estén hechos, se les deja reposar un poco para que se vayan enfriando.

En un bol pequeño y poco profundo, se mezcla azúcar y canela, para el glaseado.

Cuando los muffins hayan templado, se les coge boca abajo y se les mete la “cabecita” primero en la mantequilla fundida y después en la mezcla de azúcar y canela, para que quede el glaseado.

Dejar enfriar del todo y ya están listos para comer.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Poca cosa se puede decir de estos muffins, pero allá vamos:


Con esta receta, salen unos doce muffins grandes. Después de mi experiencia, creo que es mejor que los hagáis en papeles de magdalenas más pequeños, tamaño medio. Los que puso yo eran muy grandes y por eso no subieron mucho, sino que se “desparramaron” algunos para los lados y quedaron muy planos. Así que os saldrán más de doce.


Como y compré el cardamomo en grano, tuve que abrirlo, sacarle las semillas y machacarlas con el mortero. Si encontráis esta especie en polvo, eso que os ahorráis.


El glaseado es sencillo de hacer, no os doy medidas exactas de azúcar y canela porque es mejor hacerlo a ojo y, si hace falta más, pues se añade en un momento. Yo con 20 gramos de mantequilla tuve suficiente, pero, lo mismo, si necesitáis más, se funde en el microondas y asunto arreglado. Si os pasa como a mí, que no sube mucho el muffin y casi no tiene cabecita, para hacer el glaseado, en vez de untar boca abajo el muffin, yo me ayudó de una cuchara para echar por encima de él la mantequilla primero y después la mezcla de azúcar y canela.

Hoy le quería dedicar esta receta a mi prima Susana, porque es su súper cumpleaños y está un poco lejos de todos para celebrarlo con familia y amigos. Es lo que tiene ser la trotamundos de la familia. Aunque ahora vive en El Cairo, su cumple le ha pillado de viaje de trabajo en Bolivia, así que, desde aquí ¡MUCHAS FELICIDADES!