jueves, 20 de marzo de 2014

Crema ligera de calabaza y queso


Aunque hoy comience oficialmente la primavera, seguro que todavía habrá más de un día en el que apetezca una rica crema caliente, no hay que hacerse ilusiones de que estos días tan cálidos se van a quedar con nosotros hasta septiembre….y todos lo sabemos. Así que la receta de hoy es ideal para esos días y con el ingrediente estrella de la calabaza, que cada vez me gusta más. Además, esta vez es muy ligera, para aquell@s que os estéis cuidando un poquito de cara al verano, ¡je,je!
La receta la saqué de la web cremadecalabaza.net, donde podréis ver mil y una versiones para hacer. Y todas con una pinta deliciosa, la verdad.

INGREDIENTES
Medio kilo de calabaza
Agua
Una cebolla
Pimienta
Sal
Aceite
Queso de untar light
Leche desnatada

PREPARACIÓN
Lo primero de todo se pocha la cebolla, cortada fina, en un cazo con aceite. Cuando esté blandita se añade la calabaza cortada en dados para rehogar todo junto un rato. Se cubre de agua y se deja cocer. Cuando se compruebe que la calabaza está blanda se retira del fuego y se añade el queso de untar light al gusto y leche. Se remueve todo bien hasta que se mezcle y se pasa por la batidora para obtener una crema. Se le puede añadir más leche si se prefiere menos espesa. Se compone con sal y pimienta y lista para tomar.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
En la receta original se echa leche entera y quesitos, pero he optado por la desnatada y el queso light porque lo tenía a mano en la nevera y así se le aporta además menos calorías, aunque sin restarle sabor.

Se puede congelar y meter en tuppers individuales. Así cuando os apetezca una crema para cenar, por ejemplo, solo tendréis que descongelar y degustar.

Está muy rica si se le acompaña de cebolla frita o picatostes.




domingo, 9 de marzo de 2014

Tarta Oreo Velvet



Como decía mi padre, lo prometido es deuda, así que hoy os traigo la receta del postre que llevé el otro día a nuestra primera cena Masterchef, una tradición que espero se mantenga tiempo. No hay nada mejor que echar unas risas con amigos alrededor de una mesa, ¿no creéis?
Quería hacer algo nuevo, que no hubiera hecho antes, porque mis amigos han probado ya casi todos mis postres y buscando, buscando, unido al hecho de que de repente me junté con un par de cajas de galletas oreo en casa (juro que yo no las traje!) dio como resultado una tarta que estoy segura que volveré a repetir porque…¡estaba de vicio! (sí, lo sé, está mal que yo lo diga, pero es que es verdad, estaba muy, muy rica!)
Mi bizcocho preferido para las tartas es el de la red velvet, con esa jugosidad que aguanta bien además rellenos y coberturas, así que di con el postre ideal cuando encontré la receta de Oreo Velvet Cake en un blog que me pirra como Jengibre y Canela. Una de mis amigas nunca prueba mis red velvet porque le echa para atrás eso de los colorantes y comer cosas de otros colores que no sean los “tradicionales” así que también era una buena opción para que se anima a hincarle el diente a esta, color chocolate total.

Si queréis ver la receta original, pinchad aquí.

Y esta es la mía:

INGREDIENTES

Para el bizcocho

300 gramos de harina normal
6 dobles galletas oreo, sin el relleno
300 gramos de azúcar
1 cucharadita de bicarbonato
2 huevos
230 mililitros de aceite de girasol
240 mililitros de buttermilk
1 cucharadita de vinagre de vino blanco
1 cucharadita de cacao
1 cucharadita de esencia de vainilla

Para el relleno y la cobertura

18 dobles galleta oreo, sin el relleno
Crema de cacao

PREPARACIÓN
Antes de nada, se prepara el buttermilk (no sé vosotros, pero yo no lo he encontrado por ahí nunca, quizá sea porque vivo en una ciudad pequeña). Para ello se añade a 240 mililitros de leche un chorro de zumo de limón o vinagre y se deja reposar durante un cuarto de hora, para que cuaje un poco.
Mientras tanto se pueden ir triturando las galletas en un mortero, hasta que queden como harina. Yo no deseché la crema de dentro porque era también de chocolate y la añadí luego para el relleno. (¡En mi casa no se tira nada!)
En un bol se mezcla la harina, el azúcar, cacao, bicarbonato, sal y las galletas trituradas.
En otro bol se baten los huevos con el aceite, el buttermilk, el vinagre y la esencia de vainilla. Cuando esté bien mezclado se añade, poco a poco e ayudándonos a integrarlo con una espátula, la mezcla de los ingredientes secos.


 

Se vierte lo obtenido en un molde de bizcocho y se hornea a 175 grados durante unos 40 minutos. Estará listo cuando al pinchar con un palillo en el centro, este salga limpio.

Cuando se enfríe el bizcocho, procedemos al relleno. 


Para ello, se abre el bizcocho por la mitad y se rellena con la mezcla de la crema de las galletas y la crema de cacao. Para que se pueda extender mejor, se mete unos segundos en el microondas.
 


Se cierra el bizcocho y ahora toca hacer la cobertura. Para ello se extiende más crema de cacao por la superficie, cubriendo bien todo el bizcocho. Por último, se echa la “harina” de galletas trituradas por encima.

Adornar al gusto y meter en el frigorífico hasta que se vaya a comer.





OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO



El bizcocho gana de un día para otro, así que si se puede, es mejor hacerlo el día antes de consumirlo, estará más rico.

Sobre la cobertura de la crema de cacao, es mejor calentarla en el microondas, pero sin pasarse, unos segundos, lo justo para que se quede un poquito líquido y se pueda trabajar mejor. Se puede ayudar por una espátula para extenderlo mejor, sobre todo por los bordes. La “harina” de oreo se pegará bien a la crema para el toque final de la cobertura.