Si vuestro fruto seco favorito es la avellana, este es un
bizcocho que no os podéis perder. Sabe intensamente a avellana y el toque de
las pepitas de chocolate es muy acertado. Recuerda un poco a esas pastas que
hacían las abuelas, por lo menos la mía, que son compactas y un tanto rústicas,
pero llenas de sabor. La receta es del Karlos Arguiñano, así que no puede salir
mal, ¿verdad?
INGREDIENTES
200 gramos de harina
100 gramos de mantequilla
100 gramos de azúcar
150 gramos de avellanas
Medio vaso de vino blanco
30 gramos de pepitas de chocolate
Una pizca de sal
PREPARACIÓN
Lo primero de todo es preparar los ingredientes. Para ello,
se trituran las avellanas, bien con el mortero o con el accesorio de picadora,
más rápido y cómodo. Por otra parte, se ablanda la mantequilla, metiéndola unos
segundos en el microondas con la opción de descongelar, para que no hierva.
Para preparar la masa, en un bol se vierten las avellanas
picadas, el azúcar y la mantequilla derretida. Con una espátula se mezclan
estos ingredientes. A continuación se echa el vino y se sigue dando vueltas.
Añadir la sal y amasar hasta conseguir una masa uniforme y elástica. Por
último, se añaden las pepitas de chocolate.
En el molde donde se vaya a hacer el bizcocho, previamente
engrasado en el fondo y los laterales, se van colocando bolitas de la masa.
Cuando se llene el molde, se añaden, para decorar, algunas avellanas enteras.
Tras precalentar el horno a 180ºC, se mete el molde y se
hornea durante media hora.
OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Es mejor que todos los ingredientes estén a temperatura
ambiente, para que cuando se eche la mantequilla está no se solidifique por el
contraste con el frío del resto de ingredientes. Así sería más complicado de
mezclar.
Para hacer bien las bolitas de masa, es mejor que os
engraséis las manos con un poco de mantequilla o aceite, así será más fácil de
trabajar y no se os pegará.
No os voy a engañar, al llevar tanta avellana, una vez
horneado el bizcocho, es bastante complicado de cortar sin que se cuartee, así
que tened cuidado a la hora de servir. Pero recordad que lo importante es el
sabor, no la forma, jeje, porque es difícil sacar un trocito entero.
2 comentarios:
las avellanas me pirran, solas me las como a puyñados, asique imaginate en reposteria...mataria por un trocito de este bizcocho, se ve super rico! un besote
Las pastas que nombras seguro que se parecen a los carajitos del profesor, un dulce de avellana asturiano que está para morirse :). En suiza se usa mucho la avellana molida para bizcochos y galletas, a mí me encanta! Qué pena que cueste encontrar avellana ya molida en España, facilita el trabajo, pero triturándolas en casa el sabor es superior. Tiene que estar delicioso.
Un abrazo
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