viernes, 4 de septiembre de 2009

Bea y un postre refrescante

Todavía estáis a tiempo de preparar esta tarta tan rica, aprovechando los últimos días de calor que todavía nos traerá septiembre, seguro. Hoy toca una TARTA DE LIMÓN que no he sacado de ninguno de mis blogs maestros, sino que me la desveló una amiga madrileña, Reyes, a la que estoy esperando en próxima visita para que me enseñe más recetas tan ricas y fáciles de hacer como esta. Leedlo bien y no tendréis excusa para no probarla…¡y repetirla!


INGREDIENTES


1 tarrina de queso fresco batido (tipo Quark) de medio kilo

1 bote pequeño de leche condensada

3 huevos

3 cucharadas de azúcar

2 limones

Una lámina de masa quebrada


PREPARACIÓN


Lo primero de todo es forrar el molde donde se vaya a hacer la tarta con la masa quebrada. Estirarla bien y cubrir hasta las paredes del molde, para que la mezcla que vamos a preparar más adelante no se desborde.

Se pincha con un tenedor la masa quebrada de la base de la tarta y se mete en el horno a 180ºC mientras preparamos el relleno.

En un bol se echan todos los ingredientes: el queso fresco, la leche condensada, las yemas de los tres huevos (reservar las claras para después) y el zumo de los dos limones, además de la ralladura de uno de ellos (reservar la cáscara del otro).

Se bate todo bien y se vierte en el molde, cuando se vea que la masa quebrada se ha cocinado. Debe estar dentro alrededor de 25 minutos o cuando se vea que ha cuajado todo bien.

Mientras tanto, se baten las claras de los tres huevos con las tres cucharadas de azúcar y cuando la tarta está cocida, se echan las claras a punto de nieve por encima, para volver a meterla en el horno diez minutos más, a 150ºC, sólo con el gratinado, para que se dore un poquito por arriba.

Una vez que se haya cocinado, se puede decorar con la ralladura del limón que reservamos antes.

Para que esté más rica, hay que dejarla reposar y, cuando esté fría, meterla en el frigorífico unas horas antes de consumirla, para que esté bien fresquita a la hora de comerla.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Como veis, este postre no tiene mucho misterio, pero ahí van algunos consejillos:


El primero de todos, que fue mi gran fallo la primera vez que la hice (y no quiero que cometáis el mismo error), fue no dejar hacer bien la masa quebrada al principio, cuando está sola en el horno mientras preparamos la crema. Aseguraros de que se hace completamente y no queda cruda. Las siguientes veces, yo estiré bien la masa, con un rodillo, antes de forrar el molde, para que quedara finita y se cocinara más fácilmente.


Aseguraros también de forrar el molde hasta arriba, para que, cuando echéis la crema, esta no se desborde por fuera de la base.


Con dos limones queda un sabor rico e intenso a limón, pero sin llegar a ser ácido. Si preferís un postre más acidillo, probad con el zumo de más limones, eso va en gustos.


Si, como yo, utilizáis moldes de aluminio desechables para la tarta, tened cuidado, porque la crema pesa un poco y, cuando la tarta ya está hecha, también. Os aconsejo que no mováis el molde la bandeja de horno y echéis allí mismo tanto la crema como las claras montadas, así evitaréis la posibilidad de que se caiga en el “traslado” del horno a la encimera y viceversa.


La tarta con la base de masa quebrada está muy bien, pero para otra vez lo probaré con una base de galletas, como en las tartas clásicas de queso. Aunque la crema esté líquida cuando se hecha, una vez que se cuaja y se mete en el frigorífico, adquiere bastante consistencia, así que no habrá peligro a la hora de servirla.


Por supuesto, esta receta va dedicada a Reyes, que me ha enseñado uno de los postres que más he repetido este verano y que ahora comparto con vosotros.

¡Muchas gracias!



2 comentarios:

cris dijo...

mmmm.....me encantan las tartas de limón, en cuanto tenga un ratito me pongo con ésta!!!!

Bea la cocinillas dijo...

Cris,
seguro que encanta, porque está muy muy rica y se hace en un santiamén!