
lunes, 2 de febrero de 2015
Sopa Yeti Prisionero de Zelda

lunes, 5 de noviembre de 2012
Sopa de calabaza
Realmente me ha sorprendido el sabor de esta sopa de calabaza, tanto como el blog de donde la saqué Red Star to Lone Star. Llegué a él de casualidad, ya no me acuerdo ni cómo, pero tiene unas recetas y, sobre todo, unas fotografías que son simplemente espectaculares. Me gusta mucho su estética y os invito a daros una vuelta por él, aunque esté en inglés.
Respecto a la receta, ya sabéis que en estas semanas hay que darle salida a las calabazas que se han hecho un fuerte en nuestras neveras, por lo menos en la mía. Y mientras espero encontrar la receta idónea para hacer algo dulce, las voy empleando en platos salados. De este, aparte de que las sopas ahora son uno de mis entrantes favoritos en este tiempo, me ha encantado esa mezcla especiada tan particular que sale al combinar el pimentón y el jengibre.
Si queréis ver la receta original de Alina, pinchad aquí.
Y esta es la mía:
INGREDIENTES
1 cebolla
1 cucharada de aceite
4 dientes de ajo
Medio kilo de calabaza
350 mililitros de caldo de pollo
235 mililitros de leche
Media cucharadita de pimentón
1 cucharadita de jengibre
PREPARACIÓN
Pochar la cebolla, partida en trozos pequeños, en la sartén con la cucharada de aceite. Mientras tanto, pelar los ajos y picarlos finos.
Cuando la cebolla esté tierna, añadir los ajos y rehogar un minuto más. Reservar.
Para hacer la calabaza, cortarla en trozos y meterla en el horno, tapada con papel de aluminio, durante más o menos cuarenta minutos, para que quede tierna.
En un bol, echar la calabaza, la cebolla y los ajos ya cocinados, el caldo de pollo, la leche y las especias y triturar con la batidora.
Calentar en una cazuela hasta que comience a hervir.
Si os gusta más una sopa que esta crema, podéis pasarla por el chino y así estará más ligera.
OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Las medidas son un poco raras porque Alina las puso en tazas y yo las he convertido a mililitros, por lo menos la primera vez quería hacer la receta con las medidas de la original. Eso sí, me confundí y puse una cucharadita en vez de media de pimentón, pero el sabor quedó muy rico, la verdad.

viernes, 23 de marzo de 2012
Sopa de calabaza y manzana

sábado, 14 de enero de 2012
Crema engandina

lunes, 31 de enero de 2011
SOPA DE CEBOLLA

Me encanta en estos días de frío tomarme para cenar una sopita caliente. Con esto de no tener tiempo para nada, pues me hago una de sobre y arreando. Pero la semana pasada tuve unos días libres y aproveché a meterme en la cocina. Quería algo sencillo y sano, debido a he empezado una pequeña dieta para bajar el colesterol (qué crisis cuando vi los análisis, por favorrrr!, menos mal que el médico me ha dicho que no me preocupe, que es muy poquito lo que tengo de alto, ¡uf!). El caso, que tanto había oído hablar de la sopa de cebolla que empecé a “estudiar” recetas en distintos blogs y me inventé algo facilito con lo mejor de todas ellas.
Aquí os la presento:
INGREDIENTES
2 cebollas
2 cucharadas de aceite
1 cucharada de harina
Medio vaso de vino blanco
1 cucharada de tomate en polvo
1 litro de caldo de verduras
Sal
PREPARACIÓN
En primer lugar, se pelan y se parten muy finas las dos cebollas, para ponerlas a pochar con un poco de sal en una cazuela con las dos cucharadas de aceite.
Cuando estén transparentes y blandas, se le añade la cucharada de harina y se remueve un poco, para añadir después el medio vaso de vino blanco. Dejar hervir un rato para que se consuma el caldo un poco.
Añadir a la cazuela el litro de caldo de verdura y la cucharada de tomate en polvo.
Hervir, a fuego bajo, durante un cuarto de hora.
OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
La primera fase de pochar las cebollas dura algo así como un cuarto de hora. Es mejor estar ahí, dándole vueltas de vez en cuando, para que no se peguen ni se hagan demasiado. Sólo que se ablanden y se queden transparentes.
El vino blanco le da un sabor muy rico a la sopa (¡hips!, je,je) pero podéis prescindir de él o añadir otro alcohol que os guste más.
El toque de tomate se me ocurrió porque en una de esas compras compulsivas que todas tenemos (no lo neguéis) había comprado tomate en polvo y no lo había estrenado todavía. Así que me pareció una buena ocasión. Le da un toque de sabor y color bien bueno.
Yo le eché caldo de verduras porque era el que tenía a mano, pero he leído que también se puede hacer con otros tipos, como de pollo, de pescado...depende del sabor que más os guste.
Como me parecía un poco lío comer la sopa con la cebolla en tiras (me iba a poner pingando, lo sé), decidí batir todo bien cuando templó, para que quedara una sopa sin “tropezones”. Pero la original de la gastronomía francesa es así tal cual y, además, con pan tostado y queso gratinado por arriba. Delicioso, seguro, pero yo ahora no puedo tomar queso en una temporada, ¡snif!, así que esperaré a recuperarme del todo para probar la receta tradicional.


lunes, 22 de febrero de 2010
CALDO DE VERDURAS

Lunes. Empecemos la semana con una receta verdaderamente sencilla, pero de la que, paradójicamente, me siento especialmente orgullosa. Porque es algo casero de verdad y, sí, mucho bizcocho, mucha galleta, mucho postre….pero, entre nosotros, me siento más cocinillas cuando hago estas cosas de toda la vida, qué queréis que os diga. Será el síndrome del ama de casa, que estoy volviendo a padecer después de estar ya un mes (sí, justo hoy hace un mes) ejerciendo sólo esta sagrada profesión sin remunerar. En fin.
La receta la saqué de uno de los blogs en los que, los cocinillas como yo, más podemos aprender, porque te lo explican todo de maravilla. Se trata de Javi Recetas, donde, con inmensa paciencia, Javi va explicando desde platos elaborados hasta las cosas más sencillas como esta.
Si queréis ver la receta original de Javi, pichad aquí.
Y esta es la mía:
INGREDIENTES
1 puerro
1 pimiento verde
1 trozo de calabaza
1 cebolla
2 zanahorias
1 tomate
Perejil
Laurel
Pimienta negra
1 cucharadita de sal
6 cucharadas de aceite de oliva
PREPARACIÓN
Lo primero de todo es tener las verduras preparadas, limpias y cortadas, para irlas echando en la cazuela.
Empezamos por los champiñones, el puerro, las zanahorias y la cebolla.
En la cazuela donde vayamos a hacer el caldo, se echa el aceite de oliva y se enciende el fuego. Cuando el aceite esté caliente, se añaden estas primeras verduras, ya cortadas, con la sal.

Se dejan rehogar durante un cuarto de hora, removiendo de vez en cuando para que no se quemen o peguen en el fondo.

Mientras tanto, vamos cortando la calabaza, el tomate y el pimiento.
Cuando haya pasado el cuarto de hora, es el momento de añadir a la cazuela el agua, a temperatura ambiente, el resto de verduras y las especias: laurel, pimienta y perejil, al gusto.
Hay que subir un poco el fuego para que el agua hierva y, una vez conseguido, bajar a fuego medio y dejar cocer durante 45 minutos sin tapar la cazuela.

Cuando haya terminado, es el momento de colar el caldo a otro recipiente. Las verduras se desechan, pues ya han soltado en el agua toda la sustancia que tenían.
Ya está listo para consumir o, cuando enfríe, poder congelarlo y tener siempre a mano un rico caldo de verduras casero.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Primero y, ante todo, aunque siempre lo aconsejo, esta vez con más razón, pues viene muy bien explicado (yo lo he resumido bastante). No dejéis de leer la receta original de Javi, porque vais a aprender un montón. Para empezar, cómo cortar de manera correcta cada una de las verduras que componen este caldo. También da consejo sobre cómo enfriar el caldo, entre otras cosas.
Como imaginaréis, este caldo se puede hacer con las verduras que más os gusten. Yo, por ejemplo, añadí calabaza que tenía congelada desde hacía tiempo y a la que quería darle salida. Si veis la receta original, os daréis cuenta de que Javi también añadió a su caldo apio y nabo, que yo no tenía.

No sé si será el temor de principiante, pero, durante todo el proceso (menos los últimos 45 minutos de cocción) yo estuve muy atenta a la cazuela, removiendo de vez en cuando las verduras con una cuchara de palo para que no se me quemaran, no la fuera a fastidiar.
Último consejo: conseguid un colador grande para pasar el caldo a otro recipiente. Yo sufrí un montón para poder hacerlo con mi pequeño colador de toda la vida, con un ojo en la cazuela para que no se me vinieran encima las verduras y otro en el colador para que no se me resbalara….en definitiva, una odisea. Por eso no hice fotos de ese momento, ¡no tenía manos para sujetar también la cámara!
Se trata de un caldo puede servir para tomar como consomé, totalmente aconsejable, como ser base para otros platos bien ricos. Yo, por el momento, he optado por el primero. Acompañado por una ensalada de canónigos, queso de cabra y uvas pasas ha sido mi cena algún que otro día. Y, como os imaginaréis, el sabor no tiene nada que ver con cualquier caldo de verduras comprado. Rico, rico de verdad.


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