martes, 12 de enero de 2010

Bea prueba una nueva versión

Quizá algunos recordéis una de mis primeras recetas, la del pastel de zanahoria de Sara. Es uno de mis bizcochos favoritos, por ese sabor tan sorprendente, que para nada recuerda a la zanahoria, qué curioso.

Por eso, siempre que entro en un blog nuevo, busco a ver si tiene alguna receta de este pastel. Y con una me topé estas navidades, gracias al calendario de Adviento de Noema, cuando descubrí un nuevo un blog que me parece precioso, el de Mai, Hierbas y Especias.

Además de bonito, su autora es todo amabilidad y siempre tiene un hueco para solucionar tus dudas, lo cual yo agradezco en particular, porque, como buena cocinilla principiante, soy todo un mar de dudas.

Así que el otro día encontré la ocasión perfecta para hacerlo. Esta vez mis conejillos de indias fueron los compañeros del trabajo y aprovechando que había sido el cumpleaños de mi jefa Begoña, llevé este pastel para celebrarlo. Parece que gustó, porque voló en un momento (eso sí, eran ya las ocho de la tarde y todavía nos quedaba mucho por hacer, así que había hambre y creo que se habrían zampado cualquier cosilla que hubiera, yo la primera ¡je,je!)



Si queréis ver la receta original de Mai, pinchad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


200 gramos de harina

400 gramos de azúcar moreno

4 huevos

250 mililitros de aceite de girasol

400 gramos de zanahorias (sobre 4 zanahorias)

Un puñado de nueces, según gustos

1 cucharadita de levadura en polvo

1 cucharadita de canela en polvo

1/2 cucharadita de nuez moscada

1 pizca de sal


PREPARACIÓN


Batir los huevos con el azúcar moreno hasta que se integre todo muy bien.

Después, añadirle poco a poco el aceite, y seguir batiendo para que se mezcle bien.

En otro bol, mezclar la harina con la levadura, la sal, la canela y la nuez moscada. Todo esto se tamiza sobre la mezcla anterior y se integra, poco a poco, gracias a una espátula de silicona.

En la picadora, se echa la zanahoria para que quede así de picadita.

Se integra la zanahoria en la mezcla anterior y, por último, se añaden las nueces, cortadas más o menos grandes, según los gustos.


Con el horno precalentado a 170ºC, se vierte la mezcla obtenida en un molde para bizcochos y se cuece durante una hora. Estará listo, como siempre, cuando al pinchar el bizcocho con un palillo, este salga limpio.

Mai recomienda:

“El punto de este pastel es dejarlo bien húmedo y para ello, una vez desenmoldado y enfriado, hay que envolverlo en papel de aluminio y se deja reposar un día entero antes de consumir”.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

La verdad es que este pastel de zanahoria es mucho más sencillo de hacer que el que tenía publicado, pero de sabor está igual de rico. La máxima diferencia es el aceite, que hace que este pastel esté mucho menos seco y sea más jugoso. Pero todo va en gustos.

Aquí os dejo algunos consejos:


El azúcar que se utiliza en estos pasteles es el moreno, por eso queda ese color oscuro tan bonito. Pero si no tenéis a mano este tipo de azúcar, no pasa nada, yo también lo he hecho a veces con el blanco de toda la vida y queda igual de rico.


Sobre el aceite, en la receta original pone que hay que utilizar el de semillas, pero yo ni siquiera lo conocía, así que, tras consultarlo con Mai (gracias por tu paciencia de nuevo) utilicé el de girasol. Lo malo (o lo bueno) es que sólo tenía en ese momento 250 mililitros y no puse más. Menos mal, porque, para mi gusto, con esta cantidad es más que suficiente para que el pastel quede húmedo y jugoso. En la receta original pone 350 mililitros, pero Mai también avisa que con un poco menos también queda bien. Para mí, viendo los resultados con 250, creo que más lo haría demasiado aceitoso.


En el tema de las zanahorias, por lo visto también se pueden añadir al pastel troceadas en vez de picadas, pero yo siempre he optado por lo segundo, porque así ni siquiera se ven y encima la gente que lo prueba se queda “mosca” preguntando dónde está la zanahoria, porque ni siquiera sabe a ella Es más, el sabor de la canela, siendo sólo una cucharadita, se nota mucho más que el de la hortaliza.


Muy, muy recomendable esta receta, os va a sorprender, os lo aseguro. Mis compis de curro (que también puede ser por peloteo) quedaron encantados y alguno se animó y me pidió hasta la receta.





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jueves, 7 de enero de 2010

Bea y don Ramiro

Si es que la cocina no deja de sorprender. Tengo que compartir con vosotros el descubrimiento que hice estas pasadas navidades. Se trata de una empresa zamorana, Morcillas Ramiro, que se dedica desde hace años a elaborar este producto y que, con el objetivo de dar un paso más, ha creado un recetario muy original, que tiene de base, cómo no, la morcilla. Pero con platos verdaderamente sorprendentes, tanto dulces como salados.

Uno de los primeros es el que yo he probado, ya que el propio Ramiro, una persona encantadora, me regaló una caja de estas delicias. Se trata de TRUFAS DE MORCILLA, una receta sencilla y diferente de la que os dejo la receta por si os animáis:

INGREDIENTES

200 gramos de morcilla
300 gramos de bizcochos de soletilla
200 gramos de chocolate fondant
250 gramos de queso mascarpone
1 cucharada de café soluble (opcional)
1 chorrito de ron (u otro licor)
Coco rallado o cacao en polvo


PREPARACIÓN


Machacar los bizcochos hasta que queden totalmente desmigados. Derretir el chocolate al baño María. Añadirle la morcilla desmenuzada, el queso mascarpone, el licor y el café. Mezclarlo bien con los bizcochos hasta que quede una masa homogénea. Meter en el frigorífico la masa resultante durante una hora. Hacer bolitas con las manos y rebozarlas con coco rallado o con cacao en polvo.


Está claro. Si no le desveláis a nadie el “ingrediente secreto” de este postre, ni se enterarán. Lo he comprobado yo misma estas pasadas fiestas. Sí notarán un sabor especial al final, pero, en esencia, saben a chocolate, como las trufas de toda la vida.

Si queréis saber un poco más de esta original iniciativa de expandir la morcilla por todos los rincones culinarios, pinchad aquí.

Y aquí para ver la página web de la empresa, donde encontraréis muchas más recetas que no tienen desperdicio.

¡Ah! y, si tenéis ocasión, no dejéis de probar sus morcillas. Creo que incluso se pueden hacer pedidos por internet. Yo no soy una apasionada de este producto y me han encantado cuando las probé (porque, aparte de las trufas, Ramiro me regaló unas cuantas que fueron a parar a los menús navideños en forma de canapés varios), pero tengo uno en casa que sí lo es y ya ha dado su veredicto: unas de las mejores que ha probado.

Además, tiene de todos los tipos, desde la tradicional zamorana de cebolla, picante o no, hasta la de arroz, más suave, como la de Burgos. A mí la que más me llama la atención es una de frutos secos, especial para las recetas dulces.

Ya me contaréis si os animáis a probar alguna de esta propuestas.




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miércoles, 6 de enero de 2010

Bea y sus regalos de Reyes

Bueno, pues esto ya se terminó. Han sido unos días llenos de comidas, cenas, reuniones familiares, tiempo libre, más comidas, reencuentro con amigos, regalos, cenas de nuevo... a ver si al final me va a gustar esto de la Navidad, ¡ja,ja!

Como colofón, nada mejor que la llegada de los Reyes Magos. Como me conocen muuuy requetebién y saben de mi nueva afición culinaria, he tenido unos regalos estupendos que aquí os enseño.


¡Menudos libros de cocina! Quizá demasiado profesionales para mi capacidad, pero seguro que saco alguna receta fácil que sea capaz de hacer.

Mirad qué maravilla de platos:


Y en el de chocolate, todas las recetas son de “paso a paso”, así que malo será que alguna no me salga, ¿no?


Y aquí, otros regalos que, por circunstancias especiales, me los tuvo que traer el señor gordito de rojo que no recuerdo ni cómo se llama porque en mi casa este nunca ha entrado:

Es un molde súper chulo en forma de calabaza que ya estrené para hacer un bizcochito que quedó muy original y una manga pastelera rígida que también tengo que darle uso pronto.

Y eso es todo. Al final, con tanto tiempo libre en estos días de vacaciones que he tenido no he parado ni he hecho la mitad de las cosas que tenía pensadas (entre ellas, cocinar y cocinar, pero imposible, demasiados compromisos sociales, ¡je,je!) así que a ver si ahora, de vuelta a la dura realidad y con menos tiempo, saco un poco para volver a las recetas, que tengo unas cuantas pendientes.

Ánimo con la vuelta a la rutina y que 2010 sea un año para recordar.






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