
Si es que la cocina no deja de sorprender. Tengo que compartir con vosotros el descubrimiento que hice estas pasadas navidades. Se trata de una empresa zamorana, Morcillas Ramiro, que se dedica desde hace años a elaborar este producto y que, con el objetivo de dar un paso más, ha creado un recetario muy original, que tiene de base, cómo no, la morcilla. Pero con platos verdaderamente sorprendentes, tanto dulces como salados.
Uno de los primeros es el que yo he probado, ya que el propio Ramiro, una persona encantadora, me regaló una caja de estas delicias. Se trata de TRUFAS DE MORCILLA, una receta sencilla y diferente de la que os dejo la receta por si os animáis:

200 gramos de morcilla
300 gramos de bizcochos de soletilla
200 gramos de chocolate fondant
250 gramos de queso mascarpone
1 cucharada de café soluble (opcional)
1 chorrito de ron (u otro licor)
Coco rallado o cacao en polvo
PREPARACIÓN
Machacar los bizcochos hasta que queden totalmente desmigados. Derretir el chocolate al baño María. Añadirle la morcilla desmenuzada, el queso mascarpone, el licor y el café. Mezclarlo bien con los bizcochos hasta que quede una masa homogénea. Meter en el frigorífico la masa resultante durante una hora. Hacer bolitas con las manos y rebozarlas con coco rallado o con cacao en polvo.

Está claro. Si no le desveláis a nadie el “ingrediente secreto” de este postre, ni se enterarán. Lo he comprobado yo misma estas pasadas fiestas. Sí notarán un sabor especial al final, pero, en esencia, saben a chocolate, como las trufas de toda la vida.

Si queréis saber un poco más de esta original iniciativa de expandir la morcilla por todos los rincones culinarios, pinchad aquí.
Y aquí para ver la página web de la empresa, donde encontraréis muchas más recetas que no tienen desperdicio.
¡Ah! y, si tenéis ocasión, no dejéis de probar sus morcillas. Creo que incluso se pueden hacer pedidos por internet. Yo no soy una apasionada de este producto y me han encantado cuando las probé (porque, aparte de las trufas, Ramiro me regaló unas cuantas que fueron a parar a los menús navideños en forma de canapés varios), pero tengo uno en casa que sí lo es y ya ha dado su veredicto: unas de las mejores que ha probado.
Además, tiene de todos los tipos, desde la tradicional zamorana de cebolla, picante o no, hasta la de arroz, más suave, como la de Burgos. A mí la que más me llama la atención es una de frutos secos, especial para las recetas dulces.
Ya me contaréis si os animáis a probar alguna de esta propuestas.

Imprimir