jueves, 12 de febrero de 2015

Huevos de codorniz en escabeche

 
 


Mi último descubrimiento: los huevos de  codorniz. Siempre me habían llamado la atención cuando los veía ahí, en el supermercado, junto a los de gallina de toda la vida. Luego leí un poco sobre ellos y resulta que son una fuente estupenda de proteínas, vitaminas y minerales, además de bajos en colesterol y con extra de omega 3.
Así que compré una huevera, donde vienen 18 piezas y los añado normalmente cocidos a la ensalada. Al ser mucho más pequeños que los de gallina, se cuecen en apenas cinco minutos. Eso sí, hay que tener un poco de maña para pelarlos por su tamaño. 


Buscando recetas, descubrí esta de La cocina de Ile, una versión de los italianos uovo in salamoia. Se trata de hacerles un escabeche y conservarlos en la nevera, cuando se tomen habrán cogido el sabor de la salsa y tendrán un toque diferente, ideal para las ensaladas.



Si queréis ver la receta original de Ile, pinchad aquí.



Y esta es la mía:



INGREDIENTES



Huevos cocidos de codorniz

Un par de pimientos de piquillo asados (pequeños)

Tres cucharadas de salsa de tomate

4 dientes de ajo en láminas

1 cucharada de vinagre

50 gramos de perejil picado

300 mililitros de aceite de oliva



PREPARACIÓN



En un bol metemos todos los ingredientes y removemos bien. Si quieres puedes batir la mezcla. Elegir un bote de cierre hermético e ir echando parte de la mezcla con los huevos duros, hasta que se termine. Por último, cubrir con más aceite de oliva si se desea. Guardar en la nevera y dejar reposar al menos un día antes de probarlos. Duran en la nevera un mes.







OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO



Si queréis aprender a pelar los huevos de codorniz fácilmente, pinchad aquí. Solo es cuestión de práctica.



Si trituráis todos los ingredientes, ¡cuidado!, puede que el ajo le dé un sabor muy intenso a los huevos, que encima se potenciará con el paso de los días (lo digo por experiencia, ejem)



Esto mismo se puede hacer con los huevos de gallina, pero claro, quedan porciones mucho más grandes y los huevos de codorniz así sirven incluso también para aperitivo.



sábado, 7 de febrero de 2015

Tortitas de manzana sin huevo














Los desayunos de fin de semana tienen que ser diferentes sí o sí. Si estás de descanso, es un momento para relajarse y disfrutar sin mirar el reloj. Y si te toca trabajar (como me pasa a mí este, ¡snif!) por lo menos te das una alegría y así es menos traumático eso de ir al curro mientras el resto del mundo está haciendo planes estupendos para los dos días que tiene por delante.


Hace unas semanas descubrí por casualidad un blog de cocina que me tiene enganchado. Se llama Danza de Fogones y tiene unas recetas muy originales y unas fotografías y diseño que me han enamorado. Es un blog vegano y aunque no voy a dejar la carne ni mucho menos, me está descubriendo un mundo muy interesante, con recetas veganas que tienen buena pinta de verdad. Así que he cambiado el chip de que los veganos solo pueden comer cosas aburridas, lo cierto es que hay mil y una formas de disfrutar de la comida y en este blog se da buena cuenta de ello.



¿Desayuno? ¿Comida vegana? Vaaaale, ahora conecto los dos conceptos. Hace unos días tenía por la nevera compota de manzana que me había sobrado de la guarnición para el solomillo a la pimienta y gracias a este blog le pude dar una salida deliciosa. Como sabéis, los veganos no comen huevos, pero se las apañan maravillosamente para desayunar muy rico, ¡je,je! así que tienen recetas de tortitas sin huevo. Y esta es una de ella, sustituyéndolos por compota de manzana. Os aseguro que son las tortitas más esponjosas y sabrosas que he probado nunca, así que os animo a probarlas… y disfrutarlas.



Si queréis ver la receta original, que yo he tuneado un poco, pinchad aquí.



Y esta es la mía:



INGREDIENTES



150 gramos de harina integral

120 gramos de harina de avena

2 cucharaditas de levadura química

Media cucharadita de sal

1 cucharadita de canela

250 mililitros de leche de soja

2 cucharadas de sirope de ágave

2 cucharaditas de extracto de vainilla

1 cucharada de aceite de oliva

2 manzanas en compota


PREPARACIÓN



En un bol se mezclan todos los ingredientes secos, las harinas, la levadura, la sal y la canela y luego encima se le echa la leche, el sirope de ágave, el extracto de vainilla y el aceite.



Se mezcla todo bien y se añade por último la compota de manzana para a continuación batirlo todo.



En una sartén se echan unas gotas de aceite para engrasar la base y se retira el sobrante con un papel de cocina. Se calienta y se van echando cucharadas de la masa para hacer la tortita. Cuando empiece a burbujear y a hacerse por los bordes, se le da la vuelta con la ayuda de una espátula y se hace por el otro lado.



Servir calientes y acompañadas con lo que más os guste.



 


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO



La receta original es totalmente vegana y yo me he adaptado lo máximo posible a ella, con el tema de las harinas y la leche de soja, pero seguro que queda muy rica con harinas y leche convencionales, así que esto no os frene para probar la receta.



Los huevos los he sustituido por compota de manzana, pero en la receta original se sustituye por un par de plátanos maduros, que seguro que le da un sabor muy especial también. Las próximas los hago de esa manera, a ver qué tal.



Como no tenía harina de arroz, utilicé integral. Pero para hacer harina de avena, nada más fácil que moler en un robot de cocina los copos de avena. Así de sencillo.



A mí la masa me quedó un poco pastosa, que se trabajaba un poco mal para echarla en la sartén, así que añadí más leche. Podéis hacer eso si veas que os ha quedado muy seca y no se estropea la masa, se hace más sencilla de manipular y las tortitas quedan estupendas igualmente.



Con estos ingredientes salen alrededor de ocho tortitas. Si sois muchos a desayunar u os levantáis con hambre por las mañanas, adelante con todas. Si no, dejar que se enfríen, envolver en film transparente y para el congelador. Cada vez que tengáis antojo de tortitas, solo hay que sacarlas, darles un golpe de calor en el microondas o sartén y a disfrutarlas.