viernes, 21 de agosto de 2009

Bea y la vecina Portugal

Después de haber estado seis días descubriendo Lisboa y Aveiro, un pueblecito pesquero al norte de Portugal, no me explico cómo he podido tardar tanto en cruzar la frontera del país vecino, más aún viviendo tan cerca de ella.

En fin, que más vale tarde que nunca y que estoy encantada con mis vacaciones de este año, todo un descubrimiento este Portugal, aunque nos “maltrató” un poco con sofocante calor de Lisboa, ni siquiera refrescaba por la noche, así que fue la excusa perfecta para una de mis aficiones, probar todo líquido “extraño” en país extranjero, ¡je, je!

Las cuestas de Lisboa y el sofocante calor nos hicieron entrar más de una vez en los bares de la capital para descansar y refrescarnos.

Fue en el barrio de Chiado donde descubrimos las botellas de Coca-Cola de 33 cl (como los botes de aquí) en un bar muy chulo, llamado Espaco Fabulas

Vale la pena visitarlo, nosotros lo encontramos de casualidad y es muy curioso, amplio, con terraza y con detalles encantadores, como mesas que son las que se usaban para las máquinas de costura.

Vale, lo sé, la Coca-Cola no es una bebida “diferente”, pero nos vino de perlas en aquella tarde. Como la cerveza Sagres (marca portuguesa) que me tomé en el paseo marítimo de la zona donde se celebró la Expo 98 en Lisboa.

Esta es con lima, parecida a la Shandy española, pero con más sabor a cerveza. Muuuuy refrescante.

Aunque, sin duda, lo más raro que tomé en Lisboa fue este agua con gas y sabor a grosellas que probé en la zona del Castillo. La botella me pareció tan bonita que la tengo en casa

A mí me encantó, pero los que también la probaron dijeron que sabía a jarabe con gas, ¡ja,ja!


Los batidos y zumos también fueron otra manera de refrescarnos en Lisboa. Aquí, dando buena cuenta de unos batidos de piña y maracuya, ¡hum!Pero, sin duda, el rey de las vacaciones fue el mojito. Creo que no hubo noche en la que no tomáramos al menos uno. Si vais a Lisboa, no dejéis de pedirlo en la tasca Canarios Amarelos, en la Rua Norte 55/57 (barrio de Chiado). La calle está muy animada de noche y, aunque el bar es el típico de barrio, nada del otro mundo, quiero decir, hacen los mejores mojitos que he probado nunca. Dulces y nada fuertes, muy refrescantes y con el toque de hierbabuena justo.

También probé la caipirinha de fresa (en la foto) en un bar de Aveiro, y me encantó, como no podía ser de otra manera llevando la fruta que lleva.


De la bebida a la comida, que es todo un arte en Portugal. Creo que en pocos sitios se come tan bien y tan barato. Estuvimos en un sitio recomendado en Lisboa por unos amigos, Casa do Alentejo.

Merece la pena ir, aunque sea sólo entrar a ver, porque es muy curioso. Te encuentras con un portal cualquiera que da a un patio interior tipo árabe y luego tienes que saber dónde está el restaurante, un poco escondido, a mano derecha del patio, subiendo unas escaleras. Allí te encontrarás sillones para descansar tras el almuerzo y un par de comedores. Es una casa de comidas que sirve platos típicos portugueses.
Nosotros pedimos:

Migas con costilla de cerdo
Ternera con tarta de patatas

Y, como no, bacalao, que es pecado ir a Portugal y no pedirlo.

En Aveiro volvimos a repetir experiencia, con este plato de bacalao con nata delicioso.

Aunque el arroz con pato no estaba nada mal

Eso sí, la estrella fue la francesinha, que me atreví a pedirla yo.

Se trata de un plato típico del norte de Portugal y no es más que un sándwich, pero, como se puede observar, muy especial. En su interior lleva un filete de ternera, salchichas, bacon… y todo ello entre pan de molde y recubierto con muuuuucho queso. Para remate, flotando en una salsa de cerveza que está deliciosa. Y, por si te sabe a poco, lo acompañan con un plato de patatas fritas.


Y sí, la bebida fresquita, la comida espectacular, pero, si por algo se distingue Portugal, y pudimos comprobarlo, es por sus dulces.






Ya os imagináis que se hacía la boca agua entre tanta pastelería, pero nosotros íbamos con un objetivo fijo: los famosísimos pasteles de Belem.

Y fuimos a probarlos en la archiconocida pastelería que los elabora desde 1837, en la Rua de Belem.
Menuda cola había en la pastelería, pero mereció la pena, os lo aseguro.


Como os podréis imaginar, no podía volver de Portugal con las manos vacías e hice algunas compras, eso sí, asesorada maravillosamente por Alegna, del blog La casita verde, que me recomendó algunas delicias de su tierra.

El supermercado Pingo doce fue el lugar que, literalmente, ataqué el último día de mis vacaciones. Menos mal que habíamos ido en coche y no había que facturar equipaje…


Vino verde, quesos de la tierra, café, licor de guindas, patés de sardina y atún…


Y, por supuesto, cositas dulces, como leche con sabor a fresa, preparado para puding de chocolate o unos curiosos cereales que aquí no venden.


La sorpresa del supermercado fue encontrarme allí lo que llevo tanto tiempo sin encontrar en España: tomates secos. Era el destino, así que tuve que hacerme con ellos.


En resumen, que vine con el estómago lleno, las pilas cargadas tras las vacaciones, un montón de recuerdos y la idea de volver muy pronto a seguir descubriendo Portugal.


Os prometo que la próxima entrada será una receta, que tengo un montón esperando en el archivo. Y alguna de ellas, ya os lo adelanto, portuguesa.

viernes, 7 de agosto de 2009

Bea y su regalo sorpresa

Sí, juro que tengo un montón de recetas por publicar, pero esto también es importante (aunque no comestible). Ayer, mi amiga Sara me regaló por sorpresa algo que me hizo un montón de ilusión.

Como cocinillas que me considera, ella se pensaba que ya tenía mi propia manga pastelera, pero cuando se enteró de que no, se dijo “esto lo arreglo yo en una de mis múltiples visitas al IKEA”. Dicho y hecho, en su último viaje a su centro comercial favorito, ¡je,je!, cargó en la furgoneta con este estupendo regalo que espero estrenar pronto.

Para empezar, mirad qué maravilla de boquillas distintas para decorar mis bizcochos:

Mi súper regalo visto desde otro ángulo:

Además, venía con dos “chuminadas” más que me parecen muy útiles:

Una tablita con la que alisar o hacer formas a los adornos de las tartas (cuando me atreva a hacer una y decorarla)

…y un utensilio para poder cortar limpia y fácilmente los bizcochos en diferentes pisos.

En definitiva, un regalo ideal al que seguro le doy uso.


¡MUCHAS GRACIAS, SARA!

Te debo otro desayuno rico (aquí o en Portugal)


lunes, 3 de agosto de 2009

Bea y su primera incursión en la cocina exótica

Vale, no es el plato más exótico del mundo, lo sé, pero sí el más exótico que he hecho hasta la fecha. Resulta que el otro día tenía unas pechuguitas de pollo para comer y como tenía tiempo de experimentar en la cocina, pasé de hacerlas de la manera más triste, es decir, vuelta y vuelta en la plancha, y me adentré en internet en busca de una receta sencilla y diferente para estas pechugas. ¿Resultado? POLLO AL CURRY

Quería algo que no me complicara mucho y que, principalmente, me asegurara un alto tanto por ciento de acierto, porque, si no, nos quedábamos sin comida. La respuesta la tuve en el blog de Alicia, Amiloquemegustaescocinar (y a mí también, no hace falta decirlo, ¿no?).

Por cierto, la búsqueda me sirvió para descubrir este nuevo sitio que apunto desde ¡ya! en mi lista de blogs culinarios (un día de estos los tengo que publicar para que veáis por dónde me muevo, ¡je,je!)

Era la receta perfecta: fácil, con los ingredientes siempre a mano en la cocina y bastante rápida de hacer. En resumen, que estoy segura de que la tendré en mente para próximas ocasiones, porque me gustó muchísimo.


Si queréis ver la receta original de Alicia, pinchad aquí.

Y ahí va la mía:

INGREDIENTES

4 pechugas de pollo cortadas en trozos

½ cebolla

1 manzana

2 cucharadas de curry

3 cucharadas de nata líquida

Aceite de oliva

Agua

Sal

Pimienta

Arroz

Un puñado de uvas pasas

Un puñado de almendras


PREPARACIÓN

En una sartén con aceite caliente, se cocinan los trozos de pechuga, que se han salpimentado.

Cuando estén hechos, se añade un vaso de agua. El agua deberá estar un poco caliente y allí se habrán disuelto las dos cucharadas de curry.

A continuación, añadir a la sartén, tras el agua con el curry, la cebolla y la manzana, ambas cortadas en trozos pequeños.

Tapar la sartén y dejar que se cocine 20 minutos. Estar atentos para que no se consuma mucho el agua. Si es así, añadir un poco más de agua.

Cuando queden diez minutos de cocción, echar en la sartén la nata y remover para que se mezcle todo bien. Añadir también las almendras picadas.

Al mismo tiempo que se hace esto, en otro cazo se cuece el arroz que acompañará al pollo.

Para servir, poned en el mismo plato, pero separado, el pollo al curry y el arroz con un puñado de uvas pasas.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Antes de nada, el tema SAL. Es mejor que probéis la salsa antes de terminar de cocinar, porque a lo mejor está un poco soso, sobre todo si añadís más de un vaso de agua si se os va consumiendo mucho el primer vaso. Es lo que me pasó a mí, aunque el curry deja la carne bastante sabrosa.


Estos ingredientes están pensados para dos personas y se tarda en cocinar unos 45 minutos, si no sois muy rápidos, como es mi caso.


Las almendras que se le echa al pollo, si las partís, tened cuidado, porque son muy puñeteras y saltan que es un gusto, las mías parecían que estaban vivas. Si se os resisten mucho, enteras y a correr.


Es mejor hacer este plato en una sartén honda, con fondo, porque como se le echa el agua, así se contiene mejor y no tenemos un disgusto con toda la salsa por la encimera.

El añadirle a este plato el arroz es opcional, pero yo creo que le da un toque muy bueno y además se convierte en un plato más completo.

Mi experiencia con el arroz cocido es más que lamentable, siempre me quedaba blando y pastoso. Pero he encontrado un aliado en el arroz integral. Lleno una cazuela pequeña de agua, la pongo a hervir media hora con unos puñados de arroz, porque al ser integral necesita más cocción, y luego la paso a un colador para “lavarla” un poco, es decir, echarle un chorro de agua fría. Así no se pasa, no se pega y por fin me sale decente, que soy un desastre con el arroz normal.


No dejéis de visitar la receta original, porque Alicia da muchas ideas de más cosas con las que se puede acompañar este pollo.


Esto último no es un consejo, sino una duda existencial culinaria. Me encanta el toque que le da el curry a las comidas pero, ¿alguien sabe cómo se quita uno el olor de las manos? Esta vez ni lo toqué y estuve todo el día con el “aroma” en los dedos. Eso sí, quedó delicioso, mirad la prueba de la foto.