
Antes de enseñaros la receta de hoy quería darle las gracias a Magdalena, de La Dulce Magdalena, por el premio tan simpático que me ha otorgado, me ha hecho mucha ilusión, de verdad. Y quiero compartirlo con todos vosotros, tanto los que tenéis unos blogs mucho más dulces que el mío como los que me visitáis desde tanto sitios distintos.
Y ahora, vamos con la receta que, por cierto, es dulce, ¡je,je!

La semana pasada tuve el viernes libre y aproveché bien la mañana, pensando en el curro que me esperaba el fin de semana, sin salir de la cocina. Toooooda la mañana cocinando ahí encerrada, ¡qué gusto! No veáis las ganas que tenía. Lo primero, bizcocho nuevo (en próxima entrada) y luego una rica sopa. Y para aprovechar el calor del horno, ¡jeje!, pues unos muffins, que ya casi ni me acordaba ni de dónde tenía los papelillos de madalenas…. Cogí mi libro de muffins y pillé estos al azar, muy coloridos…si le pones los lacasitos encima, porque los que metes por dentro es mejor que se queden allí encerrados. Si salen un poco de la masa, parecen cualquier cosa…pero se dejan comer. Para mí, esta masa no quedó nada dulce y fue bastante compacta, que en casa gusta mucho, pero yo la prefiero un poco más jugosa. Estos los tienes que mojar en leche para evitar atragantamientos.
Ahí va la receta:
INGREDIENTES
250 gramos de harina
2 cucharaditas y media de levadura en polvo
Media cucharadita de bicarbonato
50 gramos de lacasitos
1 huevo
60 gramos de azúcar
60 mililitros de aceite
1 yogur natural
PREPARACIÓN
En un bol, se mezcla harina, levadura, bicarbonato y los lacasitos.
En otro recipiente, se bate el huevo y se le añade el azúcar, el aceite y el yogur, hasta conseguir una masa homogénea.
Se le añade a la mezcla la de harina y se distribuye la masa en las cápsulas de papel.

Con el horno precalentado, se cuecen los muffins durante 25 minutos.
Se dejan reposar durante cinco minutos y luego se sacan de la bandeja de muffins. Así de sencillo.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Lo único que os puedo decir es que a mí se resultó una masa bastante seca y difícil de despegar, por lo que opté por echar al final un chorro de leche para humedecerla un poco y que fuera más manejable. El resto no tiene gran misterio: mezclar, hornear y disfrutar. Eso si, reitero, con leche, porque quedan bastante contundentes.
