viernes, 5 de noviembre de 2010

ÁMSTERDAM

Las vacaciones bien, gracias. Ya estoy de vuelta, con las pilas cargadas, con nuevos propósitos, habiendo desconectado un montón y, sobre todo, encantada de haber descubierto una ciudad tan maravillosa como Ámsterdam. No estaba en mi lista de lugares pendientes por ver, pero me ha sorprendido y pasado a mi lista de ciudades pendientes para volver, junto a Venecia o Berlín.

Como este es un blog culinario, me voy a centrar en eso, en las comidas, aunque también me gustaría dar algunas pinceladas de la ciudad, para animaros a todos aquellos que estéis con la duda sobre si Ámsterdam merece la pena ser visitada. Seguro que si echáis un ojo a los post de gente como Bea o Carol, con sus impresiones sobre este lugar, que me sirvieron de mucho para preparar mi viaje, os convencen. Pero si todavía necesitáis un empujoncito más, seguid leyendo.


Quitando el primer día que llegamos, que se podría resumir como de un caos total (casi perdemos el tren que nos tenía que llevar a Madrid, tuvimos que aguantar a un grupo de orientales impertinentes en el avión, por poco nos pierden una de las maletas en el aeropuerto, éramos incapaces de encontrar el autobús que nos acercaba hasta el hotel, luego tardamos bastante en encontrar el dichoso hotel....en resumen, que salimos de casa a las ocho de la mañana y nos tumbamos en la cama de la habitación a las nueve de la noche), nuestra estancia en Ámsterdam fue toda una delicia. Un lugar sorprendente, con costumbres curiosas, casas maravillosas, miles de bicicletas adueñándose de las calles, museos interesantes y una arquitectura muy particular.

El martes, tras el “lunis horribilis”, decidimos empezar desde cero y comenzamos por realizar el “free tour”, una estupenda alternativa económica para conocer a grandes rasgos la ciudad...¡y en español! Si no lo conocéis, entrad en su página. Nosotros lo descubrimos en Berlín y no dudamos en repetir aquí en Ámsterdam.

Igual que en la capital alemana, estar todo el día en la calle, y más en estas fechas, te mete el frío en los huesos, así que el grupo hicimos una parada a mitad de excursión por las calles de Ámsterdam, para meternos algo caliente en el cuerpo. Ese fue nuestro primer contacto con el “Chocomel”, la marca de batidos de chocolate de allí y la única alternativa para los que no somos amantes del café.

Eso sí, también se podía tomar acompañado de nata montada, como parece ser típico allí, y de un gran muffin de arándanos, tamaño familiar.



Tras el recorrido turístico, había que reponer fuerzas, así que entramos de casualidad en un restaurante cerquita de la plaza Dam que, sorprendentemente y para nuestra alegría, tenía la carta también en español. Yo me pedí un plato típico de allí, “kapucyneks”, contundente, pues consistía en una gran albóndiga de carne acompañada de unas legumbres que eran muy parecidas a los garbanzos, pero morenos, cebolla, beicon y pepinillos muy picados, con una salsa agridulce y una pequeña ensalada para acompañar.



El otro plato que pedimos fue cordon bleu, que se le trajeron con patatas fritas y un gran bol de zanahorias baby al vapor.

Esa noche, antes de llegar al hotel, tuve mi primer maravilloso contacto con la cadena de supermercados “Albert Heinz”, que están en cada esquina de Ámsterdam... o casi. Nosotros teníamos uno justo al ladito del hotel y allí comprábamos la cena para cada noche. Me encanta entrar en los supermercados de las ciudades extranjeras que visito (y creo que muchos de vosotros compartís esta afición, me consta), así que cuando nos íbamos al hotel ya, reventados de tanto paseo, entrar en AH era como la última pequeña alegría del día, llamadme loca si queréis, pero así era.

Mirad lo que compramos para cenar una de las noches, una enorme tarrina de yogur de sabor espectacular: muffins con arándanos...indescriptible, todo un placer, ¡je, je!

Una de las cosas que más me sorprendió de Ámsterdam, aparte de la anarquía de las bicicletas, aunténticas reinas de las calles, fue que, a pesar del fresquito, los bares y cafeterías tenían las terrazas puestas y había más de un valiente que salía a tomarse su cervecita con cinco grados....y una manta que se suministaba el propio local.



Por otro lado, no vi muchas tiendas de dulces, creo que eso del chocolate es más de Bélgica, pero las que me encontré, tenían una pinta espectacular.

Eso sí, parece ser la ciudad de los muffins, había muuuucha variedad en la mayor parte de las cafeterías del centro: desde el típico con arándanos hasta el de chocolate, zanahoria, canela y plátano... ¡y hasta de tarta de queso!

En los cinco días que estuvimos nos dio tiempo a recorrer tooooda la ciudad, muchos de sus rincones, turísticos o no, y también aprovechamos para visitar Utretch, que es una ciudad a veinte minutos en tren (maravillosas las conexiones por transporte) típicamente universitaria.
Me acordé de todas vosotras cuando en una tienda de antigüedades vi que tenían en la puerta varios moldes auténticos de "bund cakes"....no veáis las ganas con las que me quedé que comprar uno. Todavía me estoy arrepintiendo, ¡snif!

En el momento de las compras, me corté bastante. No os voy a poner fotos de lo que me traje, pero os resumo: desde salsa agridulce, que aquí es muy complicado conseguir, hasta un delicioso queso con piña que me recomendó Carol y otro especiado con el que nos pusimos tibios en los desayunos de buffet del hotel. También me traje colorante rojo (a ver si así me salen las cosas rojas, y no rosas...¡ejem!), las típicas galletas holandesas con caramelo por dentro, lemon curd que encontré en una tienda de productos ingleses que aconsejó Bea y esencia de almendra, que seguro que queda ideal en algún bizcocho. Como entenderéis, con estos productos tan líquidos, me pase rezando en el vuelo de vuelta para que no maltrataran mucho mi maleta, porque ya me veía toda mi ropa con salsa agridulce, oliendo a almendra, pringrada de lemon curd y coloreada de rojo...
Podría contar tantas cosas más, como la preciosidad de los edificios de la zona centro, el romanticismo de los canales, las impresionantes casas flotantes, el olor especiado por las calles de restaurantes, el sabor de los gofres con chocolate caliente por encima....pero os terminaría aburriendo, así que os dejo que disfrutéis del fin de semana y pronto volveré con otra receta. Disfrutad de estos dos días.


13 comentarios:

Yolanda dijo...

Hola Bea. Amsterdam es maravillosa, es una de mis ciudades favoritas. Y te recomiendo que vuelvas y te dés una vuelta por Holanda. Ese país es otro mundo, otra cultura, tan europeos que parecen de otro planeta. Yo digo que cuando me jubile, los veranos los pasaré en Amsterdam, jejeje, sería fantástico, no?

Liliana Fuchs dijo...

Me alegro de tenerte otra vez de vuelta, que se te echaba ya de menos!
Qué bien que os haya gustado tanto el viaje y Ámsterdam, yo tengo unas ganas tremendas de visitar esta ciudad, y más después de leer crónicas de viajes como la tuya! Gracias por compartirlo con nosotros :)
A ver qué usos les das a las compras!

Un abrazo

Espe Saavedra dijo...

que pasada....vaya fotitos....mne alegro que lo pasaras bien

Unodedos dijo...

Qué viaje tan chulo. Todavía no hemos ido pero es una de las cuidades que no nos queremos perder!
Gracias por la aportac ión de los guías estos gratuitos o bueno con propina pero al menos no te sablan como con las agencias.
bss

Ivana dijo...

A Amsterdam fui con 18 años y tengo muchas ganas de volver!!!
que bien que estes de vuelta y que todo haya ido bien!
besitos

Bea la cocinillas dijo...

Hola gente,
yo también tenía ganas de volver a estar activa, la verdad. Me alegro de que no me hayáis olvidado y que sigáis allí. Yo también os sigo, lo sabéis...Como veís, Ámsterdam es recomendable 100x100!!!!

Núria dijo...

Bea que guapo el viaje, tengo muuchas ganas de ir a Amsterdam...la crónica me ha encantado.
besitos

LA NUBE DE ALBA dijo...

Que chulada!!es uno de mis destinos pendientes!!pero despues de ver todo esto...mas aun!!me chiflo la foto de la pasteleria de las tartas decoradass!!
Besitos!

Bea la cocinillas dijo...

Gracias chicas,
espero que n tardéis mucho en hacer este viaje!

antonia dijo...

estoy de acuerdo contigo: Amsterdam es una delicia, ¡estoy deseando volver!
me alegro de qeu hayas disfrutado aunque no empezaras el viaje "con el pie derecho"
besos

Carol dijo...

Un post magnífico Bea!!

Yo creo que la cadena de Albert Heinz debe ser algo así como aquí el mercadona, está genial, verdad?
Yo también me identifico contigo en eso de que cuando voy al extranjero me gusta entrar en los supermercardos y traerme cosillas que en España no se encuentran!

Me alegro de que lo hayas pasado tan bien. Muchas gracias por enlazarme!!

Un besito

Laura y Paloma dijo...

Ay Bea, que no te habíamos comentado la entrada del viaje aún... pa matarnos, jaja.

Bueno bueno, ya nos has dejado babeando después de las fotos de la comida. Yogur de muffin ¿en serio? What strong! (nos encanta decirlo) Vamos a tener que ir a ver la ciudad aunque sólo sea por ponernos moradas a muffins mientras nos alegramos la vista con la ciudad.

A nosotras nos encanta también ir a los supermercados! Es muy chulo ir viendo productos iguales pero que en cada país están de una forma presentados o simplemente descubrir nuevos :-)

Muy buen resumen vacacional.
Un beso!

Adesalambrar dijo...

Hola paisana! Te he conocido gracias al comentario que dejaste en el blog de mi AIG "Boca de Fresa". A partir de ahora ya tienes otra seguidora porque me ha encantado tu blog. A ver si me cuentas de que parte de Zamora eres.
Por cierto, las fotos de Amsterdam, chulisimas, yo tengo muchas ganas de ir.