domingo, 26 de julio de 2009

Bea sigue los pasos del maestro

Quién no conoce a Karlos Arguiñano, uno de los grandes (y, sobre todo, de los más campechanos) de nuestra cocina española. No me suelo perder su programa cuando voy a comer a casa de mi madre. Allí lo vemos las dos juntas y comentamos la receta del día, mientras mi madre se parte con sus chistes, que mira que son malos. Eso sí, lo que más admiro de él (y mi madre también) es su capacidad para cortar todo tan bien…yo me rebanaría los dedos a la primera, ¡ja,ja!

El caso, que el otro día hizo una receta súper fácil que no tuve más remedio que copiar para la cena que tuve el fin de semana. Se trata de BOCADOS DE CARNE, una especie de empanadillas de carne muy sencillas de preparar (sobre todo mi versión de la receta) y que quedan de lujo, muy jugosas.

Si queréis ver la receta original de Karlos Arguiñano, pichad aquí.


Y esta es la mía:

INGREDIENTES

16 obleas de empanadillas

400 gramos de carne picada

150 gramos de queso rallado

1 cebolla

1 manzana

4 cucharadas de tomate frito

Orégano

Sal

Pimienta

1 huevo para pintar

PREPARACIÓN

Primero, se pica bien fina la cebolla y se echa en la sartén con un chorrito de aceite caliente para pocharla. Cuando ya esté blandita, se le añade la manzana, pelada y cortada en daditos.

Una vez blandos estos dos ingredientes, se añade a la sartén las cuatro cucharadas de tomate frito, orégano y sal. Remover para que se integre todo bien.

En un cuenco, se le echa sal y pimienta a la carne picada y se mezcla. Después, se añade la carne a la sartén, para que se vaya haciendo y se mezcle con el tomate, la manzana, la cebolla y el orégano.

Ahora es el momento de rellenar las obleas.

Con cuidado, se echa una cucharadita de relleno de la carne en el medio de la masa y se cierra como se ve en la foto, cogiendo tres bordes y sellándolos en el medio, para que no se abran.

Mientras tanto, se puede poner a precalentar el horno a 200ºC.

Una vez rellenas las obleas y colocadas sobre papel vegetal en una bandeja de horno, se pincelan con un huevo batido.

En quince minutos, estarán listas.

Antes de sacarlas del todo, cuando haya pasado este tiempo, se le echa queso rallado por encima a cada una de ellas y se gratinan dos minutos más en el horno, para que se funda el queso.

Servir calientes.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, es una receta muy fácil. La máxima complicación está quizá en cerrar las obleas, pero, con un poco de cuidado y sin excederse en el relleno, se sellan bien. Recomendable cien por cien, sobre todo a los poco hábiles en la cocina como yo, porque quedas muy bien y sin mucha complicación. A mis invitados les encantaron (o eso dijeron).


Ahí van algunos consejos:


Yo seguí las cantidades de la receta de Arguiñano, pero al final me sobró bastante relleno, no sé si fue que me quedé corta. El caso, que ese relleno se puede aprovechar para cualquier otra cosa, porque está riquísimo, por ejemplo, para acompañar a un plato de pasta.

La receta original es picante, hay que echarle una guindilla a la cebolla y luego añadir media cucharada de salsa picante, pero yo no me atreví porque no aguanto mucho el picante y además tenía invitados a los que a lo mejor tampoco les gustaba, pero seguro que le da un toque diferente al plato. Atreveos los amantes de la guindilla.

Para picar la cebolla, ya lo he dicho más veces, o tenéis la habilidad con los cuchillos del maestro Arguiñano o hacéis como yo, que la corta en trozos y la mete en la picadora. Así, seguro que queda muy fina, le da sabor al plato pero no se nota al masticar.

Obviamente, lo de pincelar las obleas con huevo es opcional, sólo es para que quede más vistoso y brillante.

Las obleas cocinadas en el horno no quedan crujientes como en la sartén, sino más bien blanditas y eso me gusta porque son más suaves para comer y nada grasientas. De todas maneras, cerrando bien las obleas, a la manera tradicional, seguro que con esta receta también quedan unas empanadillas de carne estupendas.

miércoles, 22 de julio de 2009

Bea da un paso más

Mi primera incursión en el apasionante mundo de las galletas. No se puede ser cocinillas sin intentarlo al menos una vez. Y un día me levanté animada, así que no podía dejar escapar la ocasión, ¿verdad? Quizá debería haber empezado por algunas más sencillas, pero, una vez que nos ponemos, pues adelante. Me metí en uno de mis blogs favoritos, La Casita Verde, del que ya os he hablado más veces, y encontré las galletas de mi vida, con chocolate blanco, que me encanta.

Así que, aquí os presento mis primeras COOKIES DE CHOCOLATE BLANCO Y NUECES.

La pinta de las de Alegna son, sin duda, mucho mejores, pero lo que cuenta es la intención, es decir, las mías no es que tuvieran una textura de galleta cien por cien, hay que mejorar eso, lo sé. Pero he de decir que se dejaban comer, que el saborcillo era rico. Habrá que repetir más veces para ver si en un futuro no muy lejano me salen unas galletas tipo mi adorada Bea, de El Rincón de Bea, tocaya, amiguilla cibernética y experta galletera, sin duda. Si no os lo creéis, pinchad aquí y me daréis la razón.


Si queréis ver la receta original de Alegna, pinchad aquí.


Y aquí va la mía:


INGREDIENTES

114 gramos de mantequilla

200 gramos de azúcar moreno

3 cucharadas de azúcar blanco

220 gramos de harina

1 huevo

½ cucharadita de bicarbonato

1 cucharadita de levadura química

½ cucharadita de sal

2 cucharaditas de extracto de vainilla

1 tableta de chocolate blanco

60 gramos de nueces


PREPARACIÓN

Lo primero de todo es derretir la mantequilla en el microondas, para que se pueda trabajar mejor. Luego, se le añaden los dos azúcares y se bate bien hasta que quede todo bien integrado.

A continuación, se le echa el huevo y la esencia de vainilla y se vuelve a batir bien.

Se le añade a esta mezcla, tamizada, la harina, la levadura, la sal y el bicarbonato y se mezcla todo con ayuda de una espátula de silicona.

Por último, se echa en esta masa la tableta de chocolate blanco, troceada, y las nueces, también troceadas.

Poner el horno a precalentar a 140ºC mientras se le da forma a las galletas. Para ello, en la bandeja del horno, cubierta con papel vegetal, se van poniendo bolitas de la masa, tal cual, separadas entre sí porque luego crecen y a lo mejor se pegan.

Meter en el horno durante 30 minutos o hasta que queden doraditas.


Se sacan y se dejan enfriar en una rejilla.

Para que se conserven más tiempo, se meten en un recipiente hermético.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como ha sido mi primera experiencia (que publico) con las galletas, no me atrevo a dar consejos, ¡por dios!, me queda mucho que aprender de este mundo galletil. Sólo os diré que con esta receta da para unas 24 galletas.

Así que os dejo un enlace de Bea, donde, como buena cocinera, explica muy bien los pasos a seguir para hacer unas auténticas cookies y da más de un interesante consejo.

Mientras tanto, prometo seguir intentándolo.



domingo, 19 de julio de 2009

Bea casera

Pero qué ganas tenía yo de hacer mis propias mermeladas, después de visitar tantos blogs con fotos preciosas y deliciosas. El caso es que por fin me coincidió todo para hacerlo realidad. Tenía mi panificadora y era la época de las fresa (¡cómo las echo de menos! Se me va a hacer el año muy largo sin ellas, ¡snif!), mi mermelada favorita, así que ya no había excusa.

He seguido las instrucciones y medidas de mi panificadora (marca Moulinex). La única pega es que no encontré pectina por ningún lado, que es un espesante, y la sustituí por agar-agar, que es un alga que hace la misma función y encontré en un herbolario, porque cuando fui a la farmacia a pedir pectina la farmacéutica me miró con extrañeza. Además, le di un toque de vainilla con esencia de idem y el resultado no ha estado nada mal.

Aquí os dejo mi receta de MERMELADA DE FRESA


INGREDIENTES

580 gramos de fresas

360 gramos de azúcar

30 gramos de agar-agar (o pectina)

3 cucharaditas de esencia de vainilla

El zumo de un limón

PREPARACIÓN

Primero se lavan bien las fresas y se trocean pequeñitas, quitando el tallito verde.

Se mete en la cubeta de la panificadora y se echa encima el azúcar, el agar-agar y la esencia de vainilla. Por último, se le rocía el zumo del limón y se programa la maquinita para que haga el resto.


Mientras tanto, se pueden ir esterilizando los botes que vayamos a usar. En una cazuela llena de agua se meten los tarros de cristal y sus tapaderas y se deja en ebullición alrededor de media hora. Se sacan con cuidado de no quemarse y se deja que se sequen boca abajo encima de un paño.

Cuando la mermelada está lista, se echa en los tarros hasta el borde y se cierran con fuerza. Se deja boca abajo para que hagan el vacío hasta que se enfrié la mermelada.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

He tardado más de un mes en publicar esto porque quería probar la mermelada, a ver si me había salido bien. ¿El resultado? Muy rica, mejor que las compradas, mucho más sabor…¡y todavía me quedan cinco botes! Está claro, el año que viene hago más, seguro, que este llegué ya en los últimos días de las fresas.


Con estas cantidades salen tres tarros de tamaño medio.


Yo hice dos tandas de mermeladas, con variaciones. La primera vez no eché espesante ni esencia de vainilla y, como había cortado muy grandes los trozos de fruta, la batí un poco cuando terminó de hacerse. La segunda tanda ya la hice con el agar-agar, cortadas las fresas más pequeñas y con la esencia de vainilla. Esa es la que he probado ya y pasa la prueba, ¡ja,ja!, en tostadas, con yogur o incluso a cucharadas….¡deliciosa!

Por último, os dejo el enlace de Cuchara de Palo sobre envasar al vacío y conservas en general, que Raquel lo ha explicado muy bien. Además, hace pocos días Alegna, de La Casita Verde, también ha publicado algo sobre ello, así que también os lo dejo para que lo leáis. Son dos expertas cocineras con muy buenos consejos. Y ya me han dado más ideas para nuevas mermeladas...




jueves, 16 de julio de 2009

Bea no se rompe la cabeza

Y es que creo que esto es lo que hay que hacer en la cocina, sobre todo en verano. Aunque claro, también es cierto que cuando haces una cosa muy difícil entre fogones y te sale, te sientes taaaaaaan realizada y bien contigo misma…

Pero bueno, que este no es el caso, que los calores no son buenos para cocer, hornear, amasar…(aunque yo lo sigo haciendo, que estoy un poco obsesionada, ya os lo he comentado) y que de vez en cuando una ensalada rápida y fresquita viene pero que muy bien. Así que, hoy toca ENSALADA TROPICAL (por eso de la piña, ya sé que no soy muy original en “bautizar” platos).

Aquí os dejo la receta:

INGREDIENTES

1 bolsa preparada de varios tipos de lechuga

Una docena de langostinos

Un bote pequeño de piña

Un trozo de queso Gouda

Un trozo de pavo

Una manzana

PREPARACIÓN

Atención, que es complicado, ¡ja, ja! Primero partimos en dados el pavo, la manzana y el queso y en trozos pequeños la piña y los langostinos, previamente descongelados y pelados.

En un bol grande se echa la lechuga y se añaden el resto de ingredientes.

Se aliña al gusto y… ¡listo para comer!

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Más que observaciones, un par de consejos para conseguir la ensalada que queráis:

Primero, se le puede echar más o distintos ingredientes. Probad con gambitas, o con aceitunas, o con atún, o con palitos de cangrejo o con otro tipo de queso si os gusta más fuerte…

Segundo, el aliño puede ser el tradicional de aceite, vinagre y sal o una salsa rosa o cualquier otro tipo de salsas para ensaladas, que vienen muy bien en esta época.

sábado, 11 de julio de 2009

Bea vuelve a lo salado

Lo sé, me pierden las recetas dulces, pero es que, como yo cocino y cocino y luego todo es para experimentar y regalar, pues, qué queréis que os diga, sé que a mis amigos, vecinos, familiares y compañeros de trabajo les hace más ilusión recibir un bizcocho que un pollo a la pepitoria (un clásico con el que todavía no me he atrevido, por cierto).

El caso, que vuelvo a lo salado hoy un poco. Y la receta se la dedico a mi amiga Lucía, que dice que se le da mejor esto que lo dulce, que se lo deja para otras.

Espero que, como al resto, no le eche para atrás el ingrediente estrella de esta QUICHE DE PUERROS, es decir, los puerros.

Yo, personalmente, los tenía “vetados” desde hace años. Todavía se me pone la piel de gallina al recordar esos purés de patata que me hacía mi madre cuando era pequeña y que estaban llenos de hebras de puerro, que me daba un “repelús” encontrármelos….

En fin, que, después de esta quiche (ya sabéis, uno de mis platos favoritos, por su versatilidad), los puerros han subido varios puestos en mi ranking de productos. Además, esta es una de las primeras recetas que empecé a coleccionar cuando me sumergí en el apasionante mundo de los blogs de cocina. Pertenece a Cuchara de palo, uno de los primeros que descubrí. Su creadora, Raquel, se tomó hace tiempo un descanso para retomar sus estudios, pero, si no conocéis el blog, os aseguro que es uno de los más completos, con recetas bien sencillas y un montón de consejos prácticos para la cocina.

Esta quiche ella la denomina “ligh” por eso de no llevar nata y a mí me gusta porque es otra manera de prepararla si algún día no tenéis ese ingrediente en casa o por si, simplemente, preferís hacerla de manera más ligera. El sabor es igual de rico.


Si queréis ver la receta original de Raquel, pinchad aquí.


Y esta es la mía.


INGREDIENTES

1 lámina de masa quebrada

2/3 puerros

1 trozo de pavo o jamón de york

1 trozo de queso cremoso tipo Gouda

1 tarrina de queso tipo Philadelphia

3 huevos

1 vaso de leche

Sal

Pimienta negra


PREPARACIÓN


Lo primero es preparar los puerros. Para ello, se limpian bien para quitarle toda la tierra, si la tuviera, y se parte en rodajas finas. Se introducen en un recipiente con un poco de aceite y se tapan con papel transparente, así:

De esta manera, se introduce el en el microondas durante 4 minutos a potencia máxima para cocerlos y que queden tiernos. Reservar.

En un bol se baten los huevos, para echar después ahí la leche y el queso Philadelphia. Seguir batiendo hasta integrar todo. Añadir la pimienta negra y la sal.

Se corta en tacos el queso Gouda y el jamón de York o pavo y se echa a la mezcla. Por último, se añaden los puerros.

Se extiende la masa quebrada, previamente descongelada si no es fresca, por el molde para el horno que se vaya a utilizar, cubriendo los bordes también, no sólo la base. Ahí se vierte la mezcla.

Se mete en el horno, previamente precalentado a 180ºC, durante alrededor de 25 minutos. Cuando se vea que ya está cuajada y la masa dorada, es que está lista.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, se trata de otra quiche muy fácil de hacer, sin apenas misterio, pero ahí van algunos consejitos:


Lo primero de todo…¡mucho cuidado al sacar los puerros del microondas! Os podéis quemar al despegar el papel transparente del recipiente por el vaho que desprende. Hacedlo con cuidado y coged un trapo para sacarlo del microondas.

Podéis echar a la quiche, cuando estéis haciendo el relleno, los condimentos que más os gusten, aparte de la pimienta negra. Raquel, por ejemplo, en su receta original, añade también ajo molido. Yo lo he probado y le da un sabor muy rico.

Si no tenéis masa quebrada a mano, se puede hacer con hojaldre, eso va a en gustos. Eso sí, pinchad la masa de hojaldre en la base para que no os suba cuando se esté horneando.

Para que la base no se pegue al molde y se pueda servir mejor, antes de extenderla, pincelad la base del molde con aceite o mantequilla, así podréis desprender mejor los trozos de quiche cuando la vayáis a servir.