miércoles, 8 de julio de 2009

Bea y la ternura

Si la ternura fuera bizcocho, sería este, sin duda. ¡Qué sorpresa cuando lo probé! Casi se deshace en la boca, suave, esponjoso y muy, muy tierno. Hoy toca BIZCOCHO DE MASCARPONE Y MANZANA.

Aunque no os lo creáis, es el primer bollo de manzana que hago, y eso que es uno de los clásicos de la cocina, ¿verdad? La manzana no es que sea mi fruta favorita, me parece un poco “aburrida”, pero tengo que reconocer que me encanta en platos de carne, en postres y en ensaladas, así que no debe de ser tan “rollo”, ¡je, je!

El caso es que me encontré con esta receta casi por casualidad. Tenía desde hacía tiempo un bote de queso mascarpone en la nevera, esperando para ser usado, en teoría, para hacer mi primer tiramisú, pero como el tiempo pasaba sin encontrar ocasión para este postre, quise darle otra salida. Y me encontré con este bizcocho en uno de mis blogs favoritos, del que ya os he hablado, Bocados dulces y salados, de Rosa. Ahora está de vacaciones hasta septiembre, bien merecidas, pero nos ha dejado muchas recetas veraniegas para ir practicando.

Os recuerdo que tengo otro bizcocho hecho con queso mascarpone ya publicado, el bizcocho de mascarpone y crema catalana. Como tenía esa receta de referencia, ya intuía yo que el mascarpone iba a quedar bien en el bizcocho, aunque hice algunos cambios con respecto a la receta original, mínimos, eso sí. Además, salió mucho más rico de lo que pensaba, así que desde ¡ya! pasa a formar parte de mis recetas de cabecera, para repetir más veces.


Si queréis ver la receta original de Rosa, pinchad aquí.

Y esta es la mía:

INGREDIENTES

250 gramos de queso mascarpone

250 gramos de azúcar

150 gramos de harina

4 huevos

2 manzanas verdes

1 cucharadita de levadura en polvo

Sal

PREPARACIÓN

Separar las yemas de las claras y montar a punto de nieve estas últimas con una pizca de sal. Reservar.

Las yemas se baten con el azúcar hasta que quede todo bien integrado. Después, se le añade a esta mezcla el queso mascarpone y se sigue mezclando.

Pelar las manzanas y cortarlas en láminas finas para añadir a la mezcla.

Precalentar el horno a 180ºC antes del último paso, para que esté caliente ya al meter el bizcocho.

Para finalizar, con la ayuda de una espátula de silicona, se le va añadiendo la harina, tamizada, y la levadura. Mezclar todo bien para que queden los ingredientes bien integrados. Tiene que quedar una masa fina y muy clarita, por el queso mascarpone.

Se vierte la mezcla en un molde para bizcocho, previamente engrasado para que se pueda desmoldar después mejor o con un papel de horno cubriendo el molde, como se prefiera.

Deberá estar en el horno alrededor de media hora hasta que se haga.

Para comprobar que se ha cocido, pinchar con un palillo la masa y si este sale limpio, es que ya se ha hecho bien por dentro.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Lo cierto es que no tiene mucho misterio este bizcocho, así que a cualquiera le puede salir perfecto. Ahí van los consejos acostumbrados para cuando se hace un bizcocho:


Es conveniente engrasar el molde o ponerle un papel de horno al molde para que después se pueda desprender mejor, una vez hecho. Hay que esperar a que esté frío para desmoldarlo mejor.


Para mezclar la harina con el resto de ingredientes, la espátula de silicona es lo más cómodo. Y acordarlos de tamizar la harina (es decir, dejar que caiga a través de un colador a la masa) para evitar grumos que luego es un engorro deshacer.

Yo he ido integrando los ingredientes poco a poco, cerciorándome primero que cada uno de los anteriores estaba bien integrado antes de echar el siguiente, para que todo quede bien mezclado.


Las manzanas las he echado cortadas en láminas finitas, para que apenas se notaran al morder, pero que le dan todo el sabor y la suavidad al bizcocho. Pero, si os gusta más encontraron con trozos de fruta en el bollo, pues cortarlas en dados o trozos más grandes. Seguro que también está delicioso.



viernes, 3 de julio de 2009

Bea...el regreso

Hola gente,

he tenido unos días un poco ajetreados y además, con problemas técnicos incluidos (se me ha estropeado la cámara de fotos y me dicen en el servicio técnico que no tiene solución, ¡snif!); esas son mis excusas para no haber subido nada en todos estos días. Pero no por ello he parado de experimentar en la cocina, así que vuelvo cargada de recetas, preparaos.

Para el regreso, me he decidido por unos deliciosos MUFFINS DE CHOCOLATE, que me sorprendieron por lo ricos que están y, como siempre, por lo fáciles que fueron de hacer. Para que os animéis, os he preparado un paso a paso. Eso sí, también tengo que deciros que, con estos calores veraniegos da más pereza que nunca encender el horno. Pero, para tener luego estos muffins en el desayuno, merecen la pena, os lo aseguro.

Esta receta la he sacado de un blog que descubrí hace poco, por casualidad, como casi siempre, investigando en la red, y que me ha cautivado. Se trata de Chez Dashita, de Lola. Es bastante nuevo, lo creó a finales del año pasado, pero ya le ha dado tiempo a poner cosas riquísimas, así que se ha convertido en otro de mis blogs culinarios de cabecera. No dejéis de visitarlo, merece la pena.


Si queréis ver la receta original de Lola, pinchad aquí.

Y aquí va la mía:

INGREDIENTES

100 gramos de mantequilla

250 gramos de azúcar

2 huevos

200 mililitros de nata líquida

275 gramos de harina

Pepitas de chocolate

4 pastillas de chocolate negro para postres

1 cucharada sopera de extracto de vainilla

1 cucharada de café de bicarbonato


PREPARACIÓN

En un bol se mezcla el azúcar con la mantequilla, previamente derretida en el microondas, con las varillas, hasta que se una todo bien.


Se añade a la mezcla los dos huevos y la nata líquida y se sigue batiendo para mezcla estos nuevos ingredientes.


Ahora se tamiza la harina, mezclada con el bicarbonato, sobre la mezcla, poco a poco, y se va integrando gracias a una espátula.


Es el turno de la vainilla, las pepitas de chocolate y las pastillas de chocolate negro. Este último se añade previamente fundido en el microondas.


Ahora, se calienta el horno a 200ºC mientras se preparan los muffins.

Se ponen los moldes de magdalena dentro de cuencos de aluminio especiales para hacer flanes y se echa ahí la masa obtenida, cubriendo algo más de la mitad del molde.


Se colocan los moldes en la bandeja del horno y se meten durante 20 minutos.

Una vez sacados, es mejor, según Lola, sacarlos de los moldes de aluminio para que no se humedezcan y dejarlos enfriar sobre una rendija.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, es fácil de hacer, no tenéis excusa para no probar. Ahí va algún consejillo de principiante por si acaso hay dudas:

Para mezclar al principio el azúcar con la mantequilla, se puede hacer a mano con las varillas, pero quizá resulte algo cansado. Lo mejor, coger las varillas eléctricas para tardar menos y mezclarlo mejor. Eso sí, cuidado con la potencia que le ponéis, porque salpica un poco. Si lo hacéis en un bol profundo, os evitaréis ese problema.

Recuerdo lo de tamizar la harina, aunque ya lo he dicho en otras recetas. Sólo es pasar la harina por un colador normal, para que caiga bien finita sobre la mezcla. Así evitaréis que salgan muchos grumos. ¡Ah! Y para mezclar la harina con la masa, lo mejor es hacerlo con una espátula de silicona, lo tengo comprobado. Más sencillo y menos engorroso que con cualquier otro utensilio de cocina.

Si leéis la receta original de Lola, veréis que ella le echa cacao en vez de chocolate negro deshecho. Yo como no tenía en casa cacao amargo sin azúcar, opté por esa alternativa del chocolate y salió bien. No sé cómo quedará hacerlo con el cola-cao de toda la vida, pero es que un día hice un bizcocho de chocolate y cambié el cacao sin azúcar por el cola-cao y quedó bastante soso, sin sabor apenas a chocolate, por eso no me quería “arriesgar”.

Esta vez he usado el truco de Vanesa, de Mis deseos más dulces, para que los muffins subieran y…¡funciona! También lo comentaba Lola en su receta. Había comprado moldes de aluminio (blandos y duros, de las dos clases) para flanes para probar y puede decir que sí, que los muffins suben que da gusto, sólo hay que ver las fotos. Ya no me quedarán nunca más aplastados y sin cabecita. Probad y veréis qué bien.

La masa que se obtiene para hacer los muffins es bastante espesa, así que echadla con cuidado en los moldes, con paciencia más bien (es que yo tengo poca). Yo lo que hago es coger cucharadas pequeñas de masa e ir echándolas poco a poco en los moldes de papel, para no pasarme.

Con estos ingredientes salen casi dos docenas de muffins, para que os hagáis una idea, pero de los pequeños, tipo magdalena. Si los hacéis en moldes grandes, como son los auténticos muffins, pues, obviamente, saldrán menos. Ya veréis que ricos están en esta época, untaditos en leche fría para desayunar o merendar, ¡hummmm!




martes, 23 de junio de 2009

Bea se inspira e inventa

Será señal de que me estoy soltando en la cocina, no sé, pero el otro día me inventé un plato yo solita, sin mirar ningún blog de cocina. Eso sí, como imaginaréis, nada complicado. Pero como me encantó y lo he repetido más veces, comparto hoy con vosotros mi plato de PASTA CON VERDURAS.

Para esta época del año es ideal, porque tampoco se tarda mucho y se puede dejar hecho y a la hora de comer calentar y listo.

Aquí tenéis la receta:

INGREDIENTES

Pasta integral

1 pimiento

1 calabacín

½ cebolla

Un chorro de nata líquida para cocinar

Queso emmental rallado

Aceite

Sal


PREPARACIÓN

Mientras se cuece la pasta en un cazo con agua salada hirviendo durante un cuarto de hora, se pueden ir preparando las verduras.

Se corta en trocitos pequeños la media cebolla y se echa en una sartén con un poco de aceite, para que se vaya pochando. Mientras tanto, se parten en rodajas pequeñas el pimiento, lavado y sin las pepitas ni el rabito. Cuando la cebolla se esté ablandando, se añade el pimiento a la sartén, removiendo con una cuchara de madera de vez en cuando y se va cortando en trozos pequeños el calabacín, al que no hace falta pelar, aunque sí lavar. Se añade a la sartén y se salan las verduras al gusto.

Cuando la pasta se haya hecho, se escurre el agua y se pasa por un chorro de agua fría para que no se pegue mientras se espera a que la verdura se termine de hacer.

La verdura estará lista cuando esté ya blandita en la sartén. Entonces, se le añade la pasta y un chorro de nata líquida. Se mezcla todo bien para que quede pasta, verdura y nata integrados, ya con el fuego apagado.

Se echa la mezcla en un recipiente de cristal apto para el horno y, sobre la pasta, se vierte el queso rallado. Se mete en el horno durante un cuarto de hora para que se funda el queso y ¡listo para servir!

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como véis, es una receta muy sencilla, pero queda muy rica con el sabor de las verduras y el toque de la nata, que hace que la pasta esté más jugosa.

Yo he utilizado pasta integral, pero, por supuesto, se puede usar cualquiera, aunque creo que lo mejor es usar macarrones, se comen mejor con las verduras que, por ejemplo, los espaguetis.


Lo mismo pasa con las verduras, yo he usado calabacín, que me encanta, pimiento y cebolla, pero podéis echar las verduras que más os gusten, no sé, berenjena o champiñones, por ejemplo. Pero esta mezcla queda bien.


Lo mejor de esta receta creo que es que se puede dejar hecha, sin el paso del horno, y luego, cuando lleguéis a casa, sólo hay que calentarlo con el queso por encima, para que se deshaga, y en un santiamén estaréis disfrutando de la comida.


jueves, 18 de junio de 2009

Bea repite receta

Bueno, más o menos, exactamente fue algo así como un “tuneo”. El otro día, en la cena para inaugurar las “citas gastronómicas” en la terraza, quería hacer algo rápido y rico, plato único, y me acordé de mis adorados panecillos napolitanos, que ya he publicado aquí, de mi más adorada, maestra diría yo, Canelona, del blog Recetario Canecositas. Pues el caso es que, en vez de hacer panecillos individuales, hice un PAN NAPOLITANO, con un relleno parecido, y que salió rico igual.

Aquí os dejo la receta por si os animáis:


INGREDIENTES

Para la masa:

300 gramos de agua

100 gramos de aceite de oliva

2 cucharaditas de sal

1 cucharadita de azúcar

25 gramos de levadura prensada

300 gramos de harina de fuerza

300 gramos de harina normal

2 cucharadas de orégano

3 cucharaditas de ajo en polvo


Para el relleno:

250 gramos de fiambre de jamón de york o pavo

250 gramos de queso Gouda

1 lata pequeña de champiñones en láminas

5 tomates


PREPARACIÓN

La masa se prepara igual que para los panecillos:

Del agua de los ingredientes, se separa un poquito en un vasito y allí se disuelve la levadura, deshaciéndola con los dedos, y el azúcar.

En un bol grande, se tamizan las dos harinas con la sal y se le echa lo del vasito, el resto del agua y el aceite, el orégano y el ajo.

Se amasa hasta que todos los ingredientes se integren bien. Cuando se haya convertido en una masa lisa y elástica, es que ya está lista.

Se estira la masa con un rodillo, hasta que quede un rectángulo.

Ahora es momento de poner el relleno. Primero, rodajas de tomate, después el queso en lonchas también y el fiambre. Por encima, los champiñones.

Se envuelve como un brazo de gitano y se cierra bien por los bordes. Mientras se hace el relleno, se pone a precalentar el horno a 225ºC.

Se mete el pan en el horno, con papel vegetal en la bandeja para que no se pegue al cocerse y se deja allí media hora, hasta que se haga.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Lo más importante, porque yo no lo hice así y me las vi y me las deseé para pasar el pan ya relleno a la bandeja. Es mejor que cuando hayáis estirado la masa coloquéis el rectángulo en la bandeja del horno y allí rellenéis la masa, porque luego pesa mucho y se rompe por todos los lados cuando intentas moverlo. Os lo digo porque yo lo sufrí y creí que me quedaba sin cena, qué momentos de tensión, ¡por dios!


Como tenía tiempo, yo dejé levar la masa una media hora antes de estirarla, para que doblara su volumen. Pero otras veces no la he dejado subir, cuando he hecho los panecillos, y está igual de rico, así que si tenéis prisa, pasad de este consejo, ¡je,je!


Por supuesto, el relleno puede ser de lo que más os guste, pero os aconsejo que uséis al menos el tomate, porque le da mucha jugosidad y quedan muy ricos y nada secos.


Cuando llevaba unos veinte minutos en el horno, creí que se me iba a quemar por arriba, porque se estaba dorando mucho, así que le puse papel de aluminio para que se terminara de hacer sin que se churruscara mucho.


Lo ideal es comerlo recién hecho, calentito todavía. Aunque la verdad es que al día siguiente le di un muerdo a lo que nos había sobrado de la cena (adjunto foto) y, la verdad, seguía estando rico, todavía tierno.

¡Ah! Se tarda mucho menos en hacer este pan que en hacer los panecillos, porque no hay que ir rellenando uno a uno. Es mucho más rápido, así que animaos a probar, que seguro que repetís.


lunes, 15 de junio de 2009

Bea vuelve a copietear

Sin piedad, sin escrúpulos, sin mala conciencia…es lo que tiene probar en casa de unos amigos un postre tan rico. He vuelto a pecar, digo copiar, a mi amiga Henar. Sé que me lo perdona. Esta vez, hizo en su casa una deliciosa TARTA DE FRUTAS bien fresquita que fue todo un delicioso descubrimiento y que no me pude resistir a hacer para inaugurar la temporada de cenas en la terraza de casa, ahora que parece que ha llegado el buen tiempo (crucemos los dedos).

Y, lo mejor de todo, se hace en un “pis-pas” y sin ninguna complicación. Ya veréis cómo en cuanto leáis lo sencilla que es, os ponéis manos a la obra todos. Sin excepción.


INGREDIENTES

1 lámina de hojaldre

1 sobre de Flanín

750 mililitros de leche

6 cucharaditas de azúcar

Un puñado de fresas

2 plátanos

Azúcar moreno



PREPARACIÓN

Se descongela el hojaldre, si no es fresco, hasta que se pueda desdoblar bien y se extiende en el molde donde se vaya a hacer la tarta, dejando que sobresalga por los bordes. Se pica toda la base con un tenedor y se mete al horno, durante diez minutos, a 200ºC.

Mientras tanto, se prepara la crema. Para ello, se pone a calentar medio litro de leche en un cazo con el azúcar. El resto de la leche se echa en un vaso y allí se deshace el contenido del sobre de Flanín. Cuando la leche del cazo empiece a hervir, se echa la leche del vaso y se remueve constantemente hasta que la mezcla espese.

Transcurridos los diez minutos del hojaldre en el horno, se saca para echar encima la crema y se vuelve a meter al horno, también a 200ºC, otros diez minutos más. Con ello se conseguirá que se termine de hacer el hojaldre y que la crema coja consistencia.

En ese tiempo de segundo horneado, se parten en rodajas las frutas, tanto los plátanos como las fresas, previamente lavadas y quitadas el rabito.

Cuando se haya acabado el tiempo de horneado, se saca la tarta y se coloca por encima de la crema, ya más sólida, las rodajas de fruta.

Cuando la tarta se haya enfriado un poco, se espolvorea por arriba con azúcar moreno y se mete al frigorífico, un mínimo de dos horas, para que esté fresquita a la hora de comer, porque se sirve fría.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, es muy sencilla, pero aquí os dejo algún consejillo por si acaso todavía os echa para atrás esta receta.


Primero, el tema hojaldre. Lo mejor que podéis hacer es, antes de extenderlo sobre el recipiente que vayáis a usar, untar con mantequilla o aceite la base, para que después sea más fácil de servir y no se pegue en el fondo. Es importante también que pinchéis el hojaldre con un tenedor por toda la base, para que se haga pero que no suba. Además, también hay que dejar que suba por los bordes, para que pueda contener mejor la crema sin peligro de que se desborde por algún lado.


Ahora el tema crema. Yo usé un sobre de Flanín y ponía que para hacer natillas había que utilizar medio litro de leche, que sería un litro si lo que se quería hacer era un flan. Como yo no quería ninguna de las dos cosas, opté por la calle de en medio, es decir, usar 750 mililitros de leche. Si vosotros conseguís una crema consistente, no hace falta que la echéis en la base y la metáis al horno. Pero si, como yo, os queda un poco líquida (o eso parecía en un principio, sin dejar que se enfriara, claro) pues el truco de meterla un rato en el horno, al tiempo que se termina de hacer el hojaldre, parece que no falla. Así, éxito seguro.

Lo de tener el hojaldre en el horno 20 minutos (diez solo y otros diez con la crema) es opcional. Quiero decir, quizá os guste el hojaldre más doradito y hecho, así que tendréis que dejarlo más. A mí me gusta más blanco y blandito, eso va en gustos, vosotros lo veis a través del cristal de la puerta del horno y decidís.


El plátano y la fresa pueden variar. Yo eché mano de ellos porque eran las únicas frutas que tenía en casa, pero, por ejemplo, mi amiga Henar también le echó a la suya kiwi y quedó bien rica. Echad la fruta que más os guste. Cuanto más colores tenga, más bonita queda.


Lo de echar azúcar moreno por encima antes de meterla al frigorífico para que se enfríe fue un invento mío. El azúcar se deshizo un poco y quedó como una especie de almíbar dulce y le dio color dorado. Se puede prescindir de ella, pero le añadió un buen sabor.


¿Qué, es fácil o no? Pues ahora en verano es un postre de los más refrescante y rápido de hacer, que también es importante, así que…¡todos a la cocina!