Aquí mi primera entrada del año, sí que he estado sin
innovar en la cocina en muchas semanas para subir una nueva receta, mil
disculpas. Pero vuelvo con fuerza, ya os aviso, ¡jeje!
Este plato es muy
sencillo de hacer (sé que siempre suelo decir lo mismo, pero es que además si
no, este no sería un blog para cocinillas principiantes) y quedas como un
señor/a con tus invitados.
La receta es de mi suegra, que podría perfectamente
presentarse a la edición de cualquier concurso de cocina, incluso tener su
propio programa en algún canal temático o triunfar en un restaurante, estrella
Michelín incluida. Hace verdaderas obras de arte para disfrutar con tenedor o
cuchara pero esta es de lo más resultona sin pasarse horas en la cocina: un sencillo
solomillo de cerdo con una salsa de diez.
INGREDIENTES
Un solomillo de cerdo entero
Un puerro
Una cebolla
Un diente de ajo
Una copa de coñac o vino blanco
Sal
Pimienta
Leche evaporada
PREPARACIÓN
Lo
primero de todo es preparar la carne, para ello nada tan simple como salarla y
casi rebozarla en pimienta negra molida, que quede bien embadurnada en todos
los lados.
Después, se pone una buena cantidad de aceite en una sartén
y cuando esté muy caliente se mete la carne, solo para “marcarla”, es decir, para
que se tueste por el exterior, quedando una costra hecha con la mezcla de sal y
pimienta. Se deposita la carne dorada por fuera en una fuente de horno y
empezamos a hacer la salsa.
En la
misma sartén y con ese aceite se echa el puerro, la cebolla y el ajo picados y
se pochan las verduras. Cuando estén blanditas, se le añaden las finas hierbas
al gusto, un poco más de pimienta negra y el vaso de coñac o vino blanco.
Se deja cocer durante cinco minutos y se retira del fuego.
Triturar esta mezcla hasta conseguir una salsa, a la que se le añadirá la leche
evaporada para quitarle espesor y ganar en cremosidad.
Se vierte la salsa por encima de la carne, ya
depositada en la fuente apta para el horno.
Y se mete a cocinar durante unos 20 o 25 minutos a 180ºC.
Servir caliente y, si se quiere, acompañada de puré de
manzana o cebolla caramelizada, patatas asadas o fritas… y mucho pan para
untar!
OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Hay que tener un poco de cuidado al “marcar” la carne en la
sartén, porque el aceite debe estar muy caliente. Lo mejor es trinchar el lomo
y ayudarse de otro cubierto también para dar la vuelta a la carne sin peligro y
para que se haga por todos los lados.
La mejor manera de triturar las verduras para hacer la salsa
es verter el contenido de la sartén en un bol. Si veis que está muy espeso y
que es difícil de triturar, mejor echar ya la leche evaporada y empezar a
batir, así será más fácil. La cantidad de leche depende de cómo queráis de
espesa la salsa.
Antes de verter la salsa sobre la carne, probadla, porque
quizá necesita un poco de sal.
Este plato se puede dejar preparado hasta el paso del horno,
metido si queréis allí mismo, sin encender. Media hora antes de tener que
servir la carne se puede poner y así lo disfrutaréis recién hecho.