¡Lo conseguí! Bueno, a medias. Me explico: hace pocas entradas os decía que tenía preparada una receta de col, pero que me había quedado sólo con las fotos, sin tener la receta en sí, y que, como hacía tiempo que la había hecho, no la encontraba. Pues el otro día me dio por organizar mis recetas (tengo un jaleo….una tarta, junto a una sopa, pegando con una ensalada, aplastada junto a una nueva forma de hacer muffins….¡en fin!) que tengo impresas y apareció.
Tengo la costumbre de poner al final de cada una la dirección del blog de dónde la he sacado pero, ¡oh! casualidad, esta vez no lo había cumplido con esa buena regla. Así que aquí os dejo esta receta de cuya autora no me acuerdo (porque no era un blog de esos que mire yo a menudo, sino de los otros que me encuentro por –grata- casualidad muchos días). Si alguna se siente aludida, que me lo diga, ¿vale?
Lo cierto es que no es una receta muy veraniega, pero, como dicen que volverán días de frío, a lo mejor os sirve todavía. Las fotos, en fin, que una col con garbanzos y unos taquitos de jamón (con lo que lo acompañé yo) no es muy fotogénica, así que, mis disculpas por adelantado.
INGREDIENTES
1 col
1 cebolla grande
Sal
Ajo en polvo
PREPARACIÓN
Primero, hay que lavar la col y cortarla en tiras largas y bastante finas. Del mismo modo se hace con la cebolla y se reserva.
En una olla honda, se echa un dedo de aceite (cubrir la base y un poco más) y se echa la col cortada, para que se haga a fuego fuerte.Hay que ir removiendo para que no se queme. Cuando ya esté empezando a ablandarse, se añade la cebolla y se sigue removiendo para que no se pegue. Cuando la cebolla ya esté doradita, se le añade el tomate, sal y ajo en polvo y se remueve otro ratito más hasta que esté todo mezclado.
Acompañar caliente con lo que os apetezca o comer sola, tal cual.
OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Recuerdo que era reacia a pensar que la col se pudiera cocinar, y que no quedara cruda, haciéndolo de esta manera (es lo que tiene no tener apenas experiencia con platos de verdura) pero me sorprendió gratamente. Tenía la col muerta de risa en la nevera (ni siquiera me acuerdo para qué la compré, creo que para hacer un caldito y luego nada) y fue la salida que le encontré. Creo que de forma parecida se hace para preparar los rollitos de primavera, así que ya sabéis. De consejos, pocos, porque es un plato fácil:
Sobre todo, remover constantemente, que si no se pega la col, o la cebolla, o se quema algo y no le da buen sabor. No hay que añadir más aceite, porque es suficiente, pero sí estar atentos para darle vueltas con la cuchara de madera de vez en cuando.
En la receta original decía que era típico de Hungría este plato (creo) y, en vez de ajo, sugerían echar pimienta negra, pero como yo no soy mucho (por no decir nada) de picante, no me atreví.
Se me ocurrió juntarla con garbanzos porque así hacía un plato único consistente, pero admite cualquier combinación que se os ocurra…o sola, porque la primera vez la comí así y también estaba buena.
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